La La Land de Justin Hurwitz
A favor: La película de moda este año es un musical. Parece difícil, pues, que la Academia no premie su banda sonora. Y es justo reconocer que tiene grandes temas que se meten en la cabeza y se niegan a salir de ahí, como Another Day of Sun.
En contra: Aunque en estos Oscars navega con el viento a favor, en lo estrictamente musical es una partitura muy limitada, con poca variedad, y que abusa de las variaciones de un par de temas (sobre todo, de un City of Stars que es bastante sencillo melódicamente). Muy lejos, por tanto, de los grandes musicales de antaño. Está claro que Hurwitz no es Bernstein, ni Sondheim, ni Rodgers & Hammerstein.
Moonlight de Nicholas Britell
A favor: Es una partitura sensible y emotiva, y pertenece, como La La Land, a una de las películas ‘de perfil alto’ en esta gala. La escena en la que Juan enseña a Chiron a nadar es, en sí misma, el argumento más contundente a favor de darle el Oscar.
En contra: Parece indiscutiblemente el año de La La Land. Y no es una partitura excesivamente memorable o tarareable, lo que puede resultar un hándicap a la hora de que los académicos la consideren en sus votaciones.
Lion de Dustin O’Halloran & Hauschka
A favor: De nuevo, película de perfil alto, nominada en las categorías mayores y esta vez, respaldada por los Weinstein. Sinceramente, estos son todos los argumentos que vienen a la cabeza para que se lleve la estatuilla.
En contra: Si hablábamos de partituras limitadas un poco más arriba, Lion se lleva la palma. Estructuras reiterativas y muy pocos registros melódicos y emocionales hacen incomprensible hasta su nominación, en un año con grandes ausencias imperdonables en esta categoría (más sobre eso en unos minutos, no se retiren).
Passengers de Thomas Newman
A favor: ¡Thomas Newman! Catorce nominaciones, y hasta la fecha ninguna estatuilla. Una composición que oscila entre la tensión y lo intimista sin despeinarse, con absoluta coherencia musical en su variedad de registros. Además, Newman es el nombre más destacado en una edición que ha decidido, inexplicablemente, dejar fuera a Michael Giacchino o James Newton Howard.
En contra: No es, ni de lejos, la mejor partitura de Newman. Y, si no ganó con Cadena perpetua (The Shawshank Redemption, 1994), Camino a la perdición (Road to Perdition, 2002), Skyfall (2012) o Wall-E (2008), empieza a parecer que haría falta un milagro para que Newman pudiera decorar su cuarto de baño con un cabezón dorado.
Jackie de Mica Levi
A favor: Una obra elegíaca, de carácter fúnebre pero a la vez con una sobriedad admirable, donde la joven compositora británica ha captado a la perfección ese aire marcial y sosegado de los funerales de estado del cine americano. Un reto nada fácil.
En contra: De nuevo, el año La La Land aleja las posibilidades de lo que sería una merecidísima estatuilla para la tercera (¿se lo pueden creer?) mujer nominada en esta categoría en la historia de la Academia.
CODA: Se trata de un año sin partituras verdaderamente grandes entre las nominadas. Tras una edición en la que compitieron obras verdaderamente colosales, como Los odiosos ocho o El despertar de la Fuerza, nos encontramos con un vergonzante ninguneo hacia Doctor Strange, Star Trek: Más allá, Rogue One o, sobre todo, Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Si a eso le sumamos que, según la regulación de los Oscars, la partitura de La llegada de Jóhan Jóhannsson no podía optar al premio, tenemos la selección más desangelada de los últimos años. Añadan todo este párrafo en el “a favor” de La La Land, claro.