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Críticas

Al encuentro de Mr. Banks: Descubriendo a Mary Poppins


En 1964 se estrenó el filme protagonizado por Julie Andrews, «Mary Poppins«, basado en la serie de novelas de la escritora australiana P.L.Travers. La película se llevó cinco Oscars y arrasó en la taquilla convirtiéndose en el musical infantil clásico por excelencia. Y todo gracias a la insistencia del gran Walt Disney que durante 20 años trató con la escritora para conseguir que esta firmase los derechos de cesión de la novela. Ahora ese largo proceso de negociación y la supervisión final de la escritura del guión por parte de la arisca autora llegan a las pantallas con «Al encuentro de Mr. Banks» protagonizada por una excelente Emma Thompson, que optaba al Globo de Oro por este papel, y el siempre genial Tom Hanks.
 

© Walt Disney Pictures

«Jamás incumplo las promesas que les hago a mis hijas, Pam«, explica Walt a la autora. Por fin después de casi veinte años de negativas, la australiana visita Los Angeles dispuesta a ver el trabajo realizado por el equipo de Disney con su novela. Sólo firmará los derechos de cesión en caso de que se cumplan estrictamente las condiciones que ella establezca. Y así comienza una nueva lucha, cuerpo a cuerpo, entre el equipo de guionistas, el mismísimo Walt Disney y la incansable autora, exigente y mordaz como pocas. La gracia de la película se encuentra aquí, en el papel que realiza Thompson, no hay película sin ella. Es borde, caprichosa, un tanto neurótica, aunque siempre correcta en las maneras. Una mujer muy estirada que de vez en cuando deja sacar a la niña que tiene dentro. Y si no la saca ella ya se encarga el director, John Lee Hancock (The Blind Side).

El filme avanza contando por un lado el proceso de creación y de revisión del guión de la película,  y por otro, a base de flashbacks que narran la infancia de Travers, una infancia marcada por su padre que contribuyó de manera decisiva a la creación del personaje y la historia de Mary Poppins. Así, la autora cuida con recelo todo lo que los guionistas escriben, poniendo trabas a cualquier idea que no se acerque a lo que ella ha escrito. Esta parte es la que resulta interesante y divertida. Lee Hancock nos muestra de manera superficial los entresijos de la gran máquina de hacer sueños que era y es Disney y el cine, nos acerca de nuevo a aquellas pegadizas canciones que tanto hemos escuchado y nos emociona con ellas. Pero en ocasiones da la sensación de que la película se acerca a un estrepitoso fracaso. Se pierde Hancock con los minutos y minutos de flashbacks en los que la niña recuerda a su padre (interpretado por Colin Farrell), a su madre, a su tía… etc. Que sí, que está bien que nos expliquen los traumas de la mujer, pero no hay que darle tantas vueltas.

© Walt Disney Pictures

Más bien se echa en falta, ya que se supone que la película homenajea al musical de 1964, que nos cuenten un poco cómo se rodó finalmente la película, cómo se prepararon los números musicales, cómo era trabajar con los pequeños protagonistas, por qué se descartó a Bette Davis o a Angela Lansbury para el papel que finalmente recayó en Julie Andrews, etc. Quizás sea que estas cuestiones no formaban parte de las pretensiones del director, pero sin llegar a profundizar más que en la infancia de la autora, la película se queda en un mero entretenimiento comercial con una grandísima interpretación por parte de Thompson que eclipsa al mismísimo Tom Hanks. Algo es algo. 

Lo mejor: La interpretación de Emma Thompson.
Lo peor: Puede resultar una película un tanto ñoña y cursi.
Por Lore Pérez

 

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