La mirada de acero azul ha tardado quince años en volver para hacernos estremecer una vez más. Hace casi un año nos deleitaron con un prefacio en el hábitat más idóneo para ellos: Derek Zoolander y Hansel McDonald se exhibían como los grandes tops que son en el desfile de Valentino en la Paris Fashion Week. Y por fin hacen acto de presencia en la gran pantalla, con el mismo postureo, el mismo atractivo y sumergidos en el día a día con lo más “top” del presente, con redes sociales y selfies -¡cómo no!- de por medio.
Durante años se le ha perdido la pista al modelo, pero un emisario del pasado llega al refugio de Derek, convertido ahora en un ermitaño, para plantearle cierta cuestión. De allí partirá a Roma y conocerá a Valentina (Penélope Cruz), agente de la división de moda de la Interpol y encargada de investigar las muertes de varias estrellas del pop. Él y Hansel (Owen Wilson) serán enrolados por la agente, que también tiene un pasado relacionado con catálogos de moda, para investigar esos asesinatos mientras que son invitados para un evento exclusivo de moda.
Hace tiempo que Ben Stiller dejó claro que lo suyo era la comedia loca dirigiendo. Claro que con La vida secreta de Walter Mitty también expuso sus dotes para el drama, igual que con la cinta generacional Reality bites allá por 1994. Pero Ben, no te engañes, lo tuyo es la comedia gamberra; ya se vislumbraba algo con esa película menor de Jim Carrey, Un loco a domicilio. Por ahí también anda Tropic thunder pululando, pero quien pisa fuerte y mejor, claro está, y con más glamour, es esta celebrity.
La segunda parte contiene más pinceladas de aventura e intrepidez. Hasta un modelo puede pasar más de una proeza, como si de una versión alocada de James Bond se tratase, porque hay malos, una chica guapa, intriga y persecuciones. Todo revisionado bajo la mirada de la sátira y llevando los estándares de la moda hasta el extremo; y eso mientras se es testigo de cómo la ex estrella lidia con la paternidad.
En la presente cita contamos con caras ya conocidas: Owen Wilson es un perfecto compañero de batallas y el papel de modelo con ínfulas de espiritualidad. Will Ferrell está igual de histriónico que en la primera ocasión. “Pe” está correcta en el papel de chica seria y siendo la más cabal dentro del circo; Kristen Wiig se presenta grandiosa como diva de plástico soberbia. Mencionar a toda la ristra de nombres que se apuntan a la película supondría aguar la fiesta, así que mejor que lo vean ustedes, aunque ya hayan visionado el tráiler. Sólo adelantarles que Zoolander 2 es un festival del cameo. Da gusto y jolgorio disfrutar de actores que saben reírse de sí mismos (gesto que les honra a todos y mucho). Algún actor de renombre –ya muchos saben quién- está más que sobresaliente en la cita, como los que hacen de ellos mismos.
El mensaje es claro; Derek y sus colegas de profesión no pretender dar moralinas ni hacer una crítica a la industria más vanidosa y frívola. Aquí la moda y la fama se ríen de sí mismas de la forma más loable. Zoolander 2 da lo que promete, carcajada gracias a la parodia del mundo de la moda, de los hipsters y de la farándula.
Tras una trama vertiginosa, pericias, paseos por Roma e investigaciones, como el mejor de los eventos más cool, no podía acabar de otra manera que no fuera con confeti. Esta temporada viene marcada por la vuelta de la ojeada más arrebatadora. La mirada es arrolladora y el despiporre de su alrededor, monumental.
Lo mejor: la mirada Magnum ya está aquí.
Lo peor: que la gente se la tome en serio y la vea carente de profundidad.