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Twin Peaks: nada es lo que parece

Corría el año 1990. Con la década aún en pañales y acostumbrados a una ficción televisiva clásica y familiar, pocos estaban preparados para recibir el impacto de una nueva e inquietante serie que aparecería por sorpresa en nuestras pantallas y que pasaría formar parte de la historia de la televisión. Su nombre, Twin Peaks.

Creada a cuatro manos por el escritor Mark Frost y el director David Lynch, el mismo que anteriormente había dejado sin palabras a crítica y público con películas tan rompedoras como Cabeza Borradora (Eraserhead, 1977) o Terciopelo azul (Blue Velvet, 1980), nos sumergía en una aparente historia detectivesca con tintes de culebrón costumbrista en la que un carismático agente del FBI intentaba resolver el gran misterio que traía de cabeza a los habitantes de un remoto pueblo norteamericano: ¿Quién mató a Laura Palmer?.

Según avanzaba la trama, el espectador empezó a comprender que Twin Peaks no iba a ser la típica ficción que pudiera resumirse en tan solo dos líneas, era mucho más que eso. Un extraño compendio de logias, gigantes, enanos, lechuzas, cortinas rojas, cafés, donuts y tartas de cereza, que, tras un final un tanto abrupto y criticado, haría de ella una obra de culto odiada para unos y amada por otros.

De vuelta a nuestras pantallas con su esperada tercera temporada, queremos daros diez razones por las que cualquier seguidor de la serie no debería perderse esta nueva incursión:

David Lynch

El simple hecho que esta sea una obra creada, producida y dirigida por Lynch, es motivo más que suficiente para ver la serie, o al menos, para darle una oportunidad. Tras diez años de ausencia cinematográfica, el realizador vuelve más enérgico, rompedor y sorprendente que nunca. Esta vez incorpora elementos ya vistos en algunas de sus películas, tales como Carretera Perdida (Lost Highway, 1997), Mulholland Drive (2001) o Inland Empire (2006), haciendo que la serie gane aún más empaque y calidad de la que tenía sus temporadas predecesoras.

Kyle Maclachlan

Sin duda alguna el eje central y pieza fundamental de este nuevo y alocado Twin Peaks. MacLachlan, dos décadas y media después de haber dado vida a aquel magnifico e inolvidable agente Cooper, vuelve en estado de gracia interpretando hasta cuatro personajes diferentes. Sorprende la calidad actoral que derrocha en cada una de sus encarnaciones a través de los gestos y miradas.

A lo largo de estos dieciocho capítulos podemos verlo en un magnifico registro cómico emulando a Jacques Tati o Peter Sellers, e incluso en su lado más frio, oscuro y siniestro al más puro estilo Hannibal Lecter. Una interpretación que apunta a una futura nominación (¿y premio?) para los Emmy del año próximo.

Kyle MacLachlan © Emily Assiran

Huír de la nostalgia

Lo que en otras ficciones televisivas sería algo obvio y recurrente como intentar volver a la formula que en su día funcionó, aquí se intenta evitar a toda costa. Lynch y Frost mantienen a aquellos personajes que un día crearon, colocándolos en lugares y situaciones que el espectador seguramente nunca hubiese imaginado para ellos. Un regreso al famoso pueblo de manera diferente, dejando a un lado aquel ambiente naif de principios de los 90, aparte de llevarnos a nuevos escenarios tan dispares como Nueva York, Las Vegas o Dakota del Sur.

Rompe con la narrativa convencional

Quienes conozcan a David Lynch y su cine, entenderán de lo que hablamos. Como suele tenernos acostumbrados, el director rehuye de la narrativa convencional para brindarnos un relato anárquico en cuanto a su estructura y resolución de las escenas. Realidades paralelas, saltos temporales y un sin fin de imaginería con el mismo telón de fondo de siempre en su cine: el mundo onírico. La forma en que el realizador nos plantea la narración de la historia, en la que juega a entremezclar escenas de mayor impacto con largas secuencias «desesperantes» para el espectador, hacen de ella algo totalmente diferente.

Carel Struycken y Joy Nash © Suzanne Tenner/SHOWTIME

Vuelve a ser una adelantada a su tiempo

El Twin Peaks original rompió moldes en la televisión de los 90 y fue un ejemplo a seguir para muchos productos que que vendrían más adelante. Series como Perdidos (Lost, 2005), True detective (2014) o The Leftovers (2014), han bebido de ésta de manera habitual y constante, tal vez debido a que se tratase de un trabajo con un matiz visionario al crear un concepto de televisión que no se explotaría hasta un par de décadas después.

Con esta nueva temporada pasa exactamente lo mismo, a día de hoy es imposible encontrarnos con otro producto tan sorprendente, innovador y extraño como este, y es que es muy posible que las grandes cadenas no estén preparadas para algo así.

El Road House

Cada capitulo de esta nueva temporada tiene una actuación musical en el mítico bar Road House, ahora reconvertido en una moderna sala de conciertos. La lista de artistas y grupos que nos deleitan con sus actuaciones es impresionante; Chromatics, Nine Inch Nails, Lissie, Sharon van Teten o  Rebekah del Rio, son algunos de los hasta dieciocho ejemplos que podemos ver a lo largo de todos los capítulos de esta tercera entrega. Un maravilloso soundtrack con el que Lynch demuestra que, a sus 71 años, posee más conocimiento y gusto musical que muchos jóvenes realizadores de hoy en día.

La mezcla de géneros

Al igual que sus dos predecesoras, esta tercera temporada sabe moverse como pez en el agua a través de un sinfín de géneros cinematográficos. Tanto Frost como Lynch consiguen empastar de manera excepcional el thriller, la comedia, el terror, el Sci-Fi e incluso el culebrón, creando un producto tan único como peculiar para la audiencia.

Por el capitulo 8

Seguramente este capitulo sea lo más surrealista, sorprendente, bizarro, desquiciante, abstracto y un sin fin de adjetivos más que se haya hecho hasta la fecha en televisión. Un ejercicio psicotrópico de creatividad y revelaciones, que eleva este episodio a los altares del videoarte. Estamos en condiciones de asegurar que cualquier espectador que lo vea no se quedará indiferente ante su condición de enormemente genuino.

Las logias

La serie vuelve a profundizar en su parte más icónica: la habitación roja, esa especie de limbo espacio-temporal donde conviven los fantasmagóricos entes de las diferentes logias. Y no sólo eso, además esta tercera temporada nos mostrará las tres logias que parecen coexistir: la blanca, la negra y la púrpura. Las incursiones en estos enigmáticos lugares se convierten en un conglomerado de imágenes y sensaciones que harán las delicias de los espectadores más Lynchianos.

Angelo Badalamenti

Seguramente la banda sonora de Twin Peaks sea una de las mejores composiciones realizadas para una serie de televisión. La música es un elemento clave de la serie (como en toda la filmografía de David Lynch), podría decirse que es un personaje más, e igual de inquietante que el resto. Esto se debe en gran parte al magnifico trabajo del compositor y habitual colaborador de Lynch, Angelo Badalamenti, que esta nueva temporada vuelve con su clásica y descorazonadora melodía, aparte de otras nuevas piezas creadas para la ocasión. Sin lugar a dudas, toda una delicia sonora.

Por David Areces
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