Rondaba 1993 cuando desde Escocia nos llegó un pequeño libro, escrito por un tal Irvine Welsh, dónde se narraba las desventuras de cinco amigos residentes en las barriadas obreras de los arrabales de Edimburgo adictos a la heroína, fiel reflejo del descontento de una generación de desheredados sin ilusiones ni proyectos de futuro, abocados al eterno desempleo y que se refugiaban aislándose del entorno mediante el consumo de dicha droga.
El libro se convirtió a una velocidad de vértigo en una de las consideradas novelas británicas más importantes de dicha década, todo un hito generacional que fue aplaudido por un amplio espectro de público, desde la crítica literaria hasta la población menos aficionada a la lectura. Un éxito que no tardó en adaptarse a la gran pantalla, apenas 3 años después, cuando Renton (Ewan McGregor), Sick Boy (Jonny Lee Miller), Tommy (Kevin McKidd), Spud (Ewen Bremmer) y Francis Begbie (Robert Carlyle) asaltaron los cines con una de las propuestas más sorprendentes, crudas y libres que había dado el cine británico reciente, un filme de culto instantáneo que marcó a toda una generación y que pasó a formar parte de multitud de listas de mejores películas entorno a la droga (y del cine en general), y en definitiva él que supuso, sin lugar a dudas, consagración y mayor logro en la carrera del infame Danny Boyle.
Damas y caballeros, este año se cumplen, nada más y nada menos, que veinte años del estreno de Trainspotting.
● El significado de la palabra Trainspotting hace referencia a una práctica extendida entre algunos jóvenes de los barrios escoceses más desfavorecidos, la de mirar trenes pasar hasta que se pierden en el horizonte. Lo absurdo de dicha afición lo usó Welsh como analogía con lo absurdo que resulta inyectarse heroína, excepto para aquel que se la consume.
● Antes de adaptarla para la gran pantalla, Trainspotting pasó por los escenarios británicos en forma de obra de teatro. El actor que encarnaba a Renton en la versión teatral era Ewen Bremner, que finalmente acabó interpretando a Spud en la versión cinematográfica. Los productores temían proponerle dicho papel por si se lo tomaba como un desprecio, pero el intérprete entendió perfectamente el cambio.
● La relación entre McGregor y Boyle hasta hace bien poco era inexistente (pese a que el actor escocés también protagonizó Tumba Abierta, debut del director) debido al profundo resentimiento del primero sobre el segundo, y todo porque McGregor iba a protagonizar La Playa, pero en el último momento, fue sustituido por un reclamo mucho mayor para la taquilla: Leonardo DiCaprio. Este hecho ofendió profundamente al actor (aunque le dio la oportunidad de interpretar a Obi-Wan Kenobi) que prometió no volver a trabajar nunca con Boyle.
● La preparación de McGregor para el papel de Renton no fue nada sencilla, tuvo que adelgazar 8 kilos, dejar el alcohol y la comida basura, teñirse de pelirrojo, internarse con adictos reales, aprender a preparar un chute e incluso llegó a proponerle a Boyle que para mimetizarse mejor con el protagonista estaba dispuesto a realmente inyectarse heroína. Según el cineasta y el propio actor, este hecho nunca llegó a producirse.
● La elección de Jonny Lee Miller como miembro del elenco resultó bastante curiosa, no sólo por ser el único actor no escocés del reparto (imitando el acento del país de manera mimética) sino porque su personaje está obsesionado con el de James Bond, y precisamente el abuelo de Lee Miller, Bernard Lee, fue el encargado de interpretar el rol de M hasta en 11 ocasiones en la saga del mítico agente secreto creado por Ian Fleming.
● El escritor Irvine Welsh hace un cameo al inicio de la película, ya que es el camello que le pasa a Renton unos supositorios que le ayudarán a pasar el síndrome de abstinencia debido a su intención (fallida) de desengancharse. Dicho sea de paso, el doblador en castellano de este personaje no es otro que Santiago Segura.
● Debido a las enormes diferencias entre el acento escocés y el nortemaricano, cuando el film se estrenó en USA se tuvieron que subtitular muchas partes para que el público yankee no se perdiera con los diálogos, entre ellos, el más ininteligible resultaba el monólogo inicial de McGregor mientras huye corriendo tras un robo. Este “monólogo” impreso en uno de los pósters nacidos a raíz de la película, se convirtió en uno de los más vendidos de la historia relacionados con el 7º Arte.
● Una de las escenas más populares del film es sin duda la del “Peor lavabo de Escocia”, en la cual Renton debe introducirse en un retrete inundado de heces para recuperar los supositorios que se había introducido en la escena anterior. Afortunadamente, todo lo que había esparcido por las paredes y el suelo, era simplemente chocolate.
● Boyle quería para la escena entre Renton y Sick Boy apuntando con un rifle a las personas que pasean por el parque, la música original de Misión Imposible, pero en aquella época Brian De Palma ya estaba preparando su adaptación para la gran pantalla y los derechos de dicha melodía tenían un precio que triplicaba el presupuesto final de la película completa. En dicha escena, tanto McGregor como Lee Miller confesaron que la rodaron mientras estaban completamente ebrios.
● El brazo que se ve en primer plano en la explícita escena del chute (la del viaje al hospital con el Perfect Day de Lou Reed sonando de fondo) era una prótesis de tamaño real que permitía jugar con los efectos de la sangre y de la punción de ese líquido marronáceo.
● La impactante escena del bebé gateando por el techo y girando el cuello 180º está basada, según confesó el propio Boyle, en El Exorcista (1973) de William Friedkin. El director intentaba motivar al reparto con cierto espíritu transgresor de rebeldía haciéndoles ver este film, El Buscavidas (1961) de Rossen o La Naranja Mecánica (1971) de Kubrick.
● El film de Kubrick tuvo mucha influencia sobre el desarrollo visual de Trainspotting, eligiendo objetivos Zeiss especialmente amplios (de 10mm) al igual que el mítico cineasta británico, además de homenajearlo directamente en la escena de la discoteca Volcan, durante la conversación subtitulada, dónde vemos una tipografía de letra impresa en las paredes exactamente igual a la del bar Korova del inicio de la película de Kubrick, imitando además el lento travelling de acercamiento sobre los personajes. En el mismo local también podemos apreciar otro guiño a otra mítica película de los 70, como es Taxi Driver a través de un póster de Travis Bickle.
● Uno de los puntos más brillantes del film resulta sin duda el excelente montaje de Masahiro Hirakubo, el cual consigue, por ejemplo, en la escena de la entrevista laboral que realiza Spud colocado de speed, con cortes secos y veloces cambiando el plano, representar la sensación de excitación y atropello que siente una persona drogada. Un trabajo tremendamente elaborado y de una precisión en forma y fondo alucinante.
● Enterrada el hacha de guerra entre McGregor y Boyle, parece ser que el rodaje de la continuación literaria del libro, Porno, también de Welsh, con Sick Boy como protagonista y situada 10 años después, se hará realidad en los próximos años. A priori con el mismo reparto, guionizada de nuevo por John Hodge (única nominación al Oscar que consiguió el film original) y a los mandos repitiendo Danny Boyle.
●Y si algo pervive en la memoria sonora de Trainspotting, eso es sin duda su banda sonora, compuesta por temas del anteriormente mencionado Lou Reed, pero también de Brian Eno, Blondie, Blur, Primal Scream, New Order, Pulp, Underworld o el mítico Lust for Life de Iggy Pop, del que prácticamente ya nos resulta imposible disociar su escucha de las imágenes de McGregor corriendo por la calle Princess Street de Edimburgo. Un absoluto éxito de ventas que obligó a sacar una segunda parte de los temas que se habían descartado en el primer lanzamiento.