El sueño americano está sobrepasado. El anhelo del mismo ha tocado límites que rozan la perversión. El tema ya se dejó caer por el cine este año en títulos como «Spring Breakers«, de Harmony Korine, que al igual que «The Bling Ring« comparte la siempre sugerente etiqueta en el celuloide de “chicas malas”. Pero en la nueva visión no llevan bikinis chabacanos ni se dejan llevar por la vena más violenta. Ahora calzan unos Louboutin y, emocionadas ante la pomposidad de la élite hollywoodiense, atracan las mansiones de las estrellas en Los Ángeles para llevarse artículos de lujo, prendas de alta costura y dinero.
Tenía que ser Sofia. A Coppola le vino la idea leyendo un artículo de Vanity Fair en 2009, que detallaba la ola de robos que asoló la ciudad durante un año y fueron llevados a cabo por unos adolescentes. Lo llamativo es que los chavales no perseguían el mero vandalismo, sino que su obsesión por este modo de vida les condujo a delinquir para emular a sus ídolos. La realizadora no les juzga, se limita a mostrarlos.
Tenía que ser Sofia. Porque la directora y guionista sabe contar historias insertas en ese halo indie sin pretensiones que sabe insinuar y que posee identidad propia dentro de superproducciones protagonizadas por Pitts y Jolies muy vistos –a los que se le dedica un genial guiño-. Sofia sabe mantener la alta calidad; que se note la casta Coppola.
Tenía que ser Sofia. Juventud, soledad, marginación, ostentación, belleza, incomprensión,… Esos son los temas recurrentes en la filmografía de la cineasta; ahora los ha vuelto a tratar, pero no al libre albedrío. Como buena valedora del cine independiente narra bien las historias sin hacer mucho caso a los pormenores. Con unas justas y perfectas pinceladas los personajes se dibujan con carisma y elegancia. Además, inserta un trasfondo crítico al filme: El consumo exorbitante o la superficialidad son algunos de los males que los hijos del Siglo XXI padecen. La gran pantalla se ha plagado de jóvenes que se desvían del buen camino, -papá Francis también los retrató en «Rebeldes« allá por 1983-, algo que para la directora no es nuevo, ya lo reflejó en «Las vírgenes suicidas«. Añade una cuestión más ¿Acaso esto no es una sátira del mundo de Hollywood, donde tanta fiesta y exceso de bienes materiales esconden miedos, vacíos o miserias?
Tenía que ser Sofia. Porque su sexto sentido a la hora de hacer los castings es irreprochable. En su día supo escoger a Kirsten Dunstpara abanderar a las guapísimas hermanas Lisbon en Las vírgenes…, y años más tarde la volvió a llamar para situarla en Versalles y coronarla como María Antonieta. En 2003 llevó a Tokio a una casi desconocida Scarlett Johansson para darle un fabuloso guion junto a Bill Murray, y ya de paso le otorgó la fama que hoy sigue custodiando.
En «The Bling Ring» determina bien las pautas para guiar a sus jóvenes intérpretes, y así no se exceden en lo caricaturesco que podrían resultar los roles de niñas pijas, o compañero introvertido que sale del armario. Sofia consigue que Emma Watson abandone su estilizado acento británico para parlotear como una snob californiana; la inglesa mantiene su status como actriz y está sensacional, superando a sus compañeros de reparto. Y éstos no se lo han puesto fácil. Katie Chang hace una gran Rebecca, la líder de esta taimada pandilla que acoge a ese chaval marginal Mark, llevado a cabo por un soberbio Israel Broussard. Seguro que este es el preludio de una brillante carrera.
El mínimo cameo de Dunst apareciendo como sí misma se agradece pero no sorprende tanto como el de Paris Hilton, que fue una de las víctimas reales y dejó su mansión para rodar la película. Todo un detalle por la multimillonaria, porque los otros afectados como Lindsay Lohan, Megan Fox, Orlando Bloom y Miranda Kerr han preferido olvidar tal episodio.
Tenía que ser Sofia. Porque sabe sacar con luz tenue la dulzura en los jóvenes, bien sean estos a una reina de Francia frívola o unos asaltadores de casas. La fotografía del fallecido Harris Savides va acorde con su estilo –ya contó con él para «Somewhere«-, y plasma cada hurto de una forma diversa: cámara en mano, o contra picados, sucesión de planos, etc.; todo veloz y efímero, cuál último tweet o imagen subida a Instagram.
Tenía que ser Sofia. Su buen gusto musical está a la altura en la banda sonora, muy acorde a la estética visual y actual. Siempre encajando perfectamente, como el “Crown on the Ground” de Sleigh Bells, cabecera del soundtrack.
Tenía que ser Sofia, porque su oído para la música, su olfato para las historias sugerentes, su buen gusto, su vista para cazar talentos y su tacto para los temas más arduos provoca que sus títulos tengan personalidad. En la cúspide de su currículo sigue «Lost in Traslation«, pero «The Bling Ring» conserva la carisma con ritmo, astucia y frescura.
Por María Aller
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