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Javier G. Godoy

Super 8: Publicidad muy engañosa

Ante todo quiero pedir disculpas a todos aquellos que hayan visto «Super 8» y les haya parecido una buena película. La crítica no será positiva pero no es mi intención molestar a nadie.

Pues bien, en 2010 se filtraba la noticia de que, aquel al que han comparado con Spielberg, JJ Abrams, estaba preparando el guión de su siguiente película, un guión tan secreto que las suposiciones y rumores sobre su contenido no se hicieron esperar. El cuidado para que nada se filtrase era digno del expediente más importante de los armarios del Pentágono…vaya.

Bien, primera pega: comparar a Abrams con Spielberg es una cagada. La filmografía de Abrams a sus 45 años es realmente pobre si la ponemos al lado de la de Spielberg a su misma edad y además, la calidad de sus productos es infinitamente peor. Un ejemplo: mientras JJ había escrito los guiones de «A Propósito de Henry», «Eternamente Joven» o «Armaggedon» (premiado con el Razzie al peor guión), el señor Spielberg firmaba las creaciones de «Tiburón«, «Encuentros en la Tercera Fase» o «E.T.» Casi nada,amiguetes. Ya solo por ese pequeño detalle es un craso error decir que Abrams podría ser el relevo de uno de los más grandes, vamos, me parece una soberana gilipollez.

No negaré lo evidente, por supuesto, y en favor del primero debo decir que hay que adjudicarle la creación de una «obra maestra» de la televisión, el fenómeno planetario conocido como «LOST«, serie que comencé a ver y que, tras 5 capítulos, abandoné con cierta frustración.
A partir de sus jóvenes comienzos y teniendo en cuenta que Spielberg tiene 20 años más, es imposible buscar similitudes entre ambas carreras y es que el veterano Steven ha cosechado éxito tras éxito, nominaciones y premios, que culminarían en un año brillante al conseguir arrasar con esa masterpiece que es «La Lista de Schindler«. Abrams nos ha «regalado» hasta la fecha «Misión Imposible 3«, «Star Trek XI» y «Super 8«. Ahí lo dejo.

Bueno, tras esta introducción ha llegado el momento de centrarse en la peli en cuestión, ese producto marketingniano que se esconde tras el bonito poster (diseñado por el mítico Drew Struzan) que es «Super 8«.

Vale, lo reconozco, la película tiene un buen comienzo y la manera en que se nos presentan los diferentes miembros de la pandilla  y la inclusión de la joven (y prometedora) Elle Fanning y la afición de estos por el cine, es coherente y natural. La localización y el resto de actores (adultos) están en consonancia y ninguno chirría, por lo que el primer tercio del filme podría decirse que es perfecto para ir preparando al público para lo que llegará a continuación.

Y aquí llega uno de los problemas, los dos tercios que restan son la cuesta abajo de una propuesta que había conseguido enganchar.
El accidente del tren que descarrila, supuesto momento cumbre de la película, es un derroche de efectos especiales…un derroche en el peor sentido de la palabra, porque sin duda es desproporcionado y podría hacer pensar que no ha descarrilado un tren ¡si no tres! Explosiones, vagones por los aires y niños corriendo en un espectáculo que podría firmar el mismísimo Michael Bay.

A partir del accidente comienzan a aparecer los temidos clichés, encabezados por la aparición siempre «amable y oportuna» del ejercito usamericano, recurso que muchos agradeceríamos cambiasen por otro tipo de cuerpo de seguridad menos grimoso. Cuestión de gustos.

A estas alturas, el carisma de los críos del grupo ha bajado enteros y ninguno de ellos consigue crear un personaje divertido o con la suficiente personalidad como para que sea recordado, así que las situaciones en las que ellos son los protagonistas pierden casi todo su interés. Insisto, pues, en que el único atisbo de esperanza para el futuro es Elle Fanning, hermana de Dakota y cuyo potencial parece evidente.

Llegados a este punto, ya hemos conseguido ver al «monstruo» y su poder de destrucción y comprobamos que Abrams y un grande de la foto, Larry Fong, se han esforzado en maquillar de manera eficazmente comercial, unas escenas que no ofrecen innovación ninguna y este es, para mi, el GRAN PROBLEMA de esta película, la falta absoluta de innovación. Es precisamente ahora cuando, la que hasta el momento es una cinta que se deja ver, se convierte en un producto palomitero que hereda los peores defectos de las películas ochenteras con teenagers casposos e historias blandengues, es más, la aparición estelar del bicho es penosa y el diseño del mismo es igual de poco original que el espectáculo que sigue después, el mismo Irak plantado en un pequeño pueblo norteamericano, con una serie de explosiones y ataques a no se sabe qué por parte de los soldados, mientras la pandilla, convertida en pequeños Rambos, cruza las urbanizaciones como alma que lleva el diablo para rescatar a la chica de las garras del no tan malvado monstruito, todo esto rodado con la precipitación propia de un director primerizo que aprovecha el ruido de los petardos para contarnos lo menos posible de la peor forma. Del final ni hablamos, juzgad vosotros mismos.

Cuando se presentaba la película decían que si cogías «Los Goonies» y la mezclabas con «E.T.» el resultado sería «Super 8» y yo lo siento, vuelvo a pedir disculpas, pero esa afirmación es denunciable, es jugar con los clásicos sin respeto alguno y además, es pensar que el público es idiota, así que la falta es doble. Super 8, super nada.

Por Javier Gómez

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