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Críticas

Solo los Amantes Sobreviven: Vampirismo underground

Volvemos, una vez más, a ese género con mayúsculas que es el vampírico. Una categoría cinematográfica que, sin duda, ha dado al llamado séptimo arte algunos de los fotogramas más bellos de su historia. Niños, adolescentes y adultos, han desfilado a lo largo de los años por un sinfín de películas que, de una u otra manera, han reflejado el sufrimiento y la condena de unos seres novelescos dueños de la imaginería de cientos de autores a lo largo del tiempo. Libros y películas han homenajeado, más o menos acertadamente, a estas apestadas aunque superiores criaturas cuyos anhelos han inspirado la inagotable creatividad de todo tipo de artistas.

En esta ocasión, el aclamado director norteamericano Jim Jarmusch, responsable de genialidades como «Extraños en el Paraíso» o la obra de culto del cine experimental «Dead Man«, pone su admirado y personal estilo al frente de esta historia de vampiros, amor y ciudades en decadencia. El realizador despliega toda su poética cinematográfica y construye un largometraje enigmático y atrayente que intenta no resultar pretencioso pero que, debido a un exceso de esnobismo vampírico (es decir, rizar el rizo), acaba por agotar la mente del espectador.

© Recorded Picture Company / Pandora Films / Faliro House Productions

Jarmusch escribe su guión olvidando la cuerda que le llevará de nuevo a la superficie. Los magnéticos pero algo tediosos momentos existenciales del filme, acaban por devorar todo aquello que mueve a la película hacia un punto concluyente y, según avanza, el drama romántico se convierte en una irritante chuminada contemplativa. El director de Ohio abusa de la poca trascendencia de su argumento y pinta un lienzo que da la impresión de haber dejado sin acabar.

Intentamos comprender el contexto que plantea «Solo los Amantes Sobreviven» gracias a la gran fuerza que desprende una actriz como Tilda Swinton, poderosísima a pesar de su frágil aspecto. Transmite todo lo que propone su personaje: soledad, amor, romanticismo, coherencia… Sin embargo, y quizá sea una apreciación demasiado subjetiva, Tom Hiddleston me dice verdaderamente poco. No pongo en duda sus buenas maneras como actor, no es un cualquiera, pero el rol del vampiro martirizado por la incomprensión humana, aquellos que llaman «zombies», poseedor de un aire nostálgico de otros tiempos de mayor gloria, no me lo llega a hacer creíble. No me traslada ni me contagia esa sensación.

© Recorded Picture Company / Pandora Films / Faliro House Productions

Por lo que, en definitiva, estamos ante un indudable ejercicio de estilo (y que estilazo, desde luego) que confirma ese hecho innegable que es que el llamado cine de autor es un lugar oscuro y húmedo del que muchos no quieren salir, quizá porque en el fondo se sienten realmente a gusto. Los frutos de esa comodidad cinematográfica los hemos disfrutado los espectadores a lo largo del tiempo, pero, en ocasiones, no podemos darle todo el valor que deberíamos. Es, quizá, la parte menos agradecida del trabajo de esos directores a veces incomprendidos. Qué se le va a hacer.

«Solo los Amantes Sobreviven» gustará mucho a unos y aburrirá a otros. Unos renegarán y otros la adorarán. Es buen cine, pero no el que algunos buscan en una sala. Es Jim Jarmusch, un realizador amado y odiado. Es arte, amigos, y no siempre nos agrada a todos.

Lo mejor: la belleza poética y sus bucólicos planos.
Lo peor: demasiado existencialismo para tan poca historia.

Por Javier Gómez 
@blogredrum

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