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Críticas

Snowpiercer: El último y largo tren

El coreano Bong Joon-Ho, realizador de películas como «The Host» o «Memories of a murder«, nos presenta «Snowpiercer«, una apocalíptica propuesta que nos sitúa en el tren que alberga a los supervivientes de una nueva era glaciar, sin la posibilidad de que ninguno de ellos viva fuera de él.

Se trata de una coproducción entre Corea y Estados Unidos que, entre el enorme presupuesto y un reparto en el que aparecen artistas de renombre, construye un relato bien dirigido que muestra pocas debilidades en el argumento y que da una vuelta de tuerca bastante aceptable al género cinematográfico del post-cataclismo.

© Moho Films / Opus Pictures

Nombres como los de Chris Evans (El Capitán América), Jamie Bell (Billy Elliot), Ed Harris (Abbys), Tilda Swinton (Tenemos que hablar de Kevin), Octavia Spencer (Criadas y Señoras) o Song Kang-ho (The Host), encabezan un multitudinario reparto que llena la pantalla de caras conocidas. Evans, que lleva el peso del rol protagonista, nos muestra una cara diferente al poco expresivo Capitán América, interpretando al líder de una revuelta cuyo pasado (y presente) lo empujan a acabar con el totalitarismo del ingeniero creador de la máquina locomotora.

El filme de Joon-Ho es un tour de force visual, y la fuerza que el realizador ha mostrado a lo largo de su filmografía en este aspecto, vuelve a surtir efecto en «Snowpiercer«. La asfixiante propuesta del director coreano, apoyada en un brillante diseño de producción, era un valor seguro si conseguía rodarse con la efectividad necesaria y, después de ver la cinta, queda claro que así es. El largometraje es apabullante y excesivo en algunos tramos, pero tras digerir sus 126 minutos de duración, uno queda satisfecho con el sorprendente resultado. Un sumatorio de virtudes que disimulan cierto desorden en su narrativa, pero que dan crédito a esta epopeya futurista sin provocar el aburrimiento de otras producciones similares.

© Moho Films / Opus Pictures

Basada en la novela gráfica «Le Trasperceneige«, escrita por Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb, «Snowpiercer» sirve como metáfora de la historia de la Humanidad. Las desigualdades sociales y la lucha de los estratos más marginales por abandonar ese desgraciado papel se traslada aquí a un tren cuyos vagones contienen cada uno de los escalafones sociales que podemos encontrar en las falsas democracias en las que vivimos. Es por ello que el planteamiento de Bong Joon-Ho llega al espectador que identifica una temática que, violenta pero correctamente adornada en sus formas, está más cerca de lo deseable. 

Lo mejor: la efectiva intensidad de muchas de sus escenas.
Lo peor: algunos tramos son poco creíbles.

Por Javier Gómez
@blogredrum

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