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Bandas Sonoras

Trent Reznor & Atticus Ross: Irrupción sonora

El reciclaje del tema de Nine Inch Nails Closer (1993) para los macabros títulos de crédito iniciales de Seven (1995) fue el pistoletazo de salida para una de las colaboraciones más rentables del cine de los últimos 30 años. Trent Reznor y Atticus Ross eran los componentes de aquel grupo al que un avispado David Fincher había echado el ojo, y pronto se convertirían en pieza clave no solo de la filmografía del propio director, sino de una corriente que se lo ha puesto ligeramente difícil a las partituras para el cine más tradicionalistas.

Con la perspectiva del tiempo, podríamos clasificar la imponente carrera del binomio Reznor-Ross a través de estas diez composiciones para el cine:

Seven (1995)

Aunque, como decíamos al principio, Reznor y Ross solo prestaron su tema Closer al fabuloso thriller de David Fincher (la banda sonora fue responsabilidad de Howard Shore), sus arreglos para adaptarlo al inicio de la película bastaron para situarlos en un horizonte donde se vislumbraba el enorme potencial de una pareja que, sin embargo, tuvo que esperar diez años para hacerse cargo por completo de una banda sonora. Sea como fuere, el TE-MA-ZO es para escucharlo -y verlo- una y otra vez.

La red social (The Social Network, 2010)

Tras una serie de películas en las que Howard Shore, David Shire o Alexandre Desplat fueron las figuras encargadas de firmar la partitura de sus trabajos, el director David Fincher decidió que era el momento de exprimir el talentazo de Reznor y Ross. La red social, ese biopic moderno sobre los demonizados (¿con razón?) nuevos canales de comunicación y algunos de sus creadores, coronó al dúo de músicos gracias a una composición de carácter eminentemente disruptivo. Si gente como Vangelis o Giorgio Moroder ya habían «revolucionado» a la Academia en tiempos pasados, Reznor y Ross pusieron de nuevo patas arriba al gremio y, tras deslumbrar a los votantes, se llevaron el Oscar a casa. Cada tema de La red social es, sin ninguna duda, un placer electrónico para los sentidos.

Los hombres que no amaban a las mujeres (The Girl with the Dragon Tattoo, 2011)

En la línea de La red social, Reznor y Ross compusieron una banda sonora monumental –tiene 39 tracks– que no solo complementaba a la perfección el misterio de la trama de la película, sino que ponía el acento sobre la naturaleza diferenciadora de las composiciones del dúo de artistas. Temas como Hidden in Snow, The Heretics o She Reminds Me of You se apoyan en una cadencia muy característica que martillea los oídos hasta hipnotizar al que escucha, sumergiéndolo en lo que acaba por revelarse como una enfermiza pero irresistible atmósfera sonora.

Perdida (Gone Girl, 2014)

La retorcida película de David Fincher (sí, otra vez), vuelve a ser el caldo de cultivo perfecto para que Reznor y Ross sigan dando rienda suelta a su perturbada imaginación musical. Uno puede lanzarse a escuchar su trabajo y pensar que hay demasiado parecido con The Girl With The Dragon Tattoo, pero bastan un par de vueltas a la banda sonora para darse cuenta de que los músicos continúan experimentando sin ponerse límites. Gone Girl es otra incursión de larga duración en la música para el cine y, a estas alturas, la enésima prueba de la eficacia de dos artistas sin miedo a nada. Este elegantísimo Sugar Storm es como un oasis de calma entre temas que le dan ritmo a la controvertida investigación del film.

Día de patriotas (Patriot’s Day, 2016)

Atmosférica y más abstracta si cabe, la BSO de Día de patriotas es otro trabajo de lo más sugerente. Por la temática del film, Ross y Reznor se sumergen en sonidos subterraneos y eminentemente oscuros, plagados de acordes metálicos que transmiten la sensación de caos y gravedad de los hechos que se relatan en la película de Peter Berg. Aunque más «económica» que otras bandas sonoras de la pareja en lo que a diferentes armonías se refiere, Día de patriotas penetra en la cabeza de igual manera, a base de esas cadencias tan características y muros de sonidos que se van levantando progresivamente.

En los 90 (Mid90s, 2018)

Posiblemente, la composición para el cine más corta del dúo. Cuatro temas, solo cuatro temas componen el soundtrack de En los 90, la película con la que Jonah Hill debutaría tras la cámara. Reznor y Ross acuden a ese piano tan característico (La red social) para darle un matiz de rutina al día a día del joven Stevie, que deambula a golpe de impulso a su monopatín por unas calles que supuran costumbrismo urbano y algo parecido a la idea de libertad juvenil. Los compositores huyen de la complejidad de sonidos anteriores y dan a luz una banda sonora minimalista y breve que, sin embargo, se fusiona con las imágenes con asombrosa facilidad.

Watchmen (2019)

Para el que escribe estas palabras, uno de los mejores trabajos de Reznor y Ross. Una banda sonora implacable, imponente, arriesgada (por heterogénea) e inalcanzable para la gran mayoría de compositores actuales. Una salvajada recogida en tres volúmenes que tiene todo el ADN del dúo musical pero con una evidente mejora que habla mucho y bien de una libertad creativa no apta para envidiosos. Resulta dificilísimo elegir los temas más destacados, pero podría decirse que piezas como Clockmaker, Life on Mars o The Brick, son parte esencial de un álbum que demuestra el talentazo y la versatilidad de dos músicos inmensos.

A ciegas (Bird Box, 2019)

Aunque la película de la directora danesa Susanne Bier no acabó de conquistar a la crítica ni al público que se acercó a Netflix para verla, Reznor y Ross seguían a lo suyo y no fallaban al parafrasear sus propios trabajos con Fincher, componiendo una banda sonora cercana a los sonidos de The Girl With the Dragon Tattoo a la vez que parecían seguir la estela de su mastodóntica musicalización de la serie Watchmen. En definitiva, puro estilo del dúo de artistas que se volvían a gustar a través de sus tendencias electrónicas y, aquí de manera protagónica, un piano casi omnipresente.

Mank (2020)

La prueba empírica del sorprendente estado de forma de Trent Reznor y Atticus Ross fue este nuevo trabajo para un film de David Fincher, no por su calidad, que la tenía a raudales, sino porque los músicos cambiaron radicalmente su inclinación al componer una banda sonora de corte clásico que se alejaba de la experimentación y el rupturismo para acercarse -con toda la intención- a los sonidos del Hollywood dorado. Así, Reznor y Ross se disfrazaron de artistas del jazz para dar a luz temas como A Fool’s Paradise (atención al jugueteo con el sonido diegético y extradiegético) o Once More Unto the Breach, que invitan a sentarse con una copa en esos lugares de música en directo que amenizaban las tardes en los Estados Unidos de principios de los 40.

Soul (2021)

El último reconocimiento de la Academia del cine de Estados Unidos a una banda sonora fue a parar al resultado de poner música a Soul, la penúltima película de Pixar hasta la fecha. El Oscar, absolutamente merecido, premiaba la abrumadora creatividad de dos artistas -y el músico de jazz Jon Baptiste– que querían demostrar que también eran capaces de realizar una partitura para una película más luminosa y destinada al disfrute de toda la familia. El añadido era no solo abandonar terrenos casi siempre sombríos, sino lograr la creación de dos estilos diferentes para un mismo film: el relacionado con el más allá y otro para el mundo de los vivos. Pete Docter, el director de la película, no se equivocó al elegir a Reznor y Ross, que vieron en este trabajo la posibilidad de salir de su zona de confort sin tener que perder un ápice de la personalidad que los ha situado en la cumbre. ¿El resultado?, una obra emocionalmente conmovedora y de lo más estimulante, además de su segunda estatuilla dorada.

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