Hace ya más de un lustro que se estrenaba desde la remota Australia la fantástica Babadook (The Babadook, 2014), un film que casi desde su nacimiento se convirtió en un clásico gracias a su tratamiento terrorífico y metafórico de un problema tan asociado a los pesares del ser humano como la depresión. Sobre esos pilares sustentaba Babadook su excelente acogida a todos los niveles, los mismos elementos que ha tomado Relic (2020): una cinta de terror, llegada desde la antípodas, y dirigida por la debutante Natalie Erika James, quien recibió el aplauso del jurado de Sitges por su labor.
Relic narra la historia de tres generaciones de mujeres de una misma familia, que pondrán a prueba sus lazos emocionales y afectivos cuando la abuela dé síntomas de estar perdiendo la cabeza y todas tengan que enfrentarse al cada vez más opresivo ambiente de la vieja casa en la que conviven. James trata con una simplicidad admirable (sin que esto reste calidad a su dirección) ese dramático momento en la vida en el que te das cuenta de que tus padres pueden estar perdiendo la memoria, la motricidad, o cualquier otro síntoma asociado al paso del tiempo, y que convierte la vigorosidad en sumisión, y la demencia en violencia. Cualquiera que haya cuidado de ancianos sabe que la rutina diaria de observar la degeneración de una persona es una losa muy pesada para la mente, especialmente si ésta es frágil.
La carga metafórica de la que la directora dota a su película se apoya en una interpretación alejada de sentimentalismos (donde destaca la gran actriz que es Emily Mortimer) y un ambiente doméstico cargado, en el que la vivienda que comparten las tres mujeres es un elemento más para la pesadilla, como si el argumento lo hubiese ideado la mismísima Shirley Jackson.
Lo que comienza como un thriller psicológico va endureciendo el tono hasta que aparece el terror sobrenatural para rematar la jugada con un giro impresionante de guion, dando sentido a todos los elementos de misterio presentados, y dejando para el recuerdo algunas de las imágenes más bellas y conmovedoras que se han visto en el género en los últimos años. Puro Babadook.
Lo mejor: Acertar en el tono para adaptar el terror a un tema tan delicado como el abandono en la vejez.
Lo peor: La inexplicable parsimonia inicial de sus protagonistas más jóvenes.