Pocas cosas dan más miedo que la familia. Muchas películas de terror de la historia del cine se han nutrido de las relaciones familiares para conectar con los miedos más profundos del espectador. El fantasma de una madre castradora en Psicosis (A.Hitchcock 1960), el padre con instintos infanticidas en El Resplandor (S.Kubrick 1980) o incluso el niño que atormenta desde el vientre a su madre en La Semilla del Diablo (R.Polanski 1968), son sólo algunos ejemplos del miedo alimentado desde lo familiar. Freud aseguraba que lo siniestro nace de las cosas cotidianas. Lo que más nos llega a asustar es lo que mejor conocemos al darle otra vuelta de tuerca.
En su nueva película, Shyamalan actualiza el relato de Hansel y Gretel dándole una renovada estética de terror independiente. La historia comienza con dos niños que emprenden un viaje para conocer a sus abuelos y en esa búsqueda de sus raíces se sumergen en lo más profundo de la condición humana.
M. Nigth Shyamalan es un director que nunca suele dejarme satisfecho con sus películas, pero por un extraño conjuro siempre vuelvo a pagar una entrada para ver su último estreno. Sus relatos, que suelen mezclar costumbrismo y magia a partes iguales, también combinan geniales ideas y errores infantiles durante su metraje. Se podría decir que es un realizador de películas tan imperfectas como la vida misma e incluso algunas de sus cintas son más imperfectas todavía.
En su carrera me ha llevado hechizado al cine a ver Señales (2002) que contiene la historia de unos alienígenas hidrófobos que deciden invadir un planeta formado por tres cuartas partes de agua, también he pagado por ver La Joven del Agua (2006), esa especie de híbrido entre La que se Avecina (2007) y El Señor de los Anillos (P.Jackson 2001) o incluso también me ha forzado a ver El Incidente (2008) , una historia de suspense donde la gente podía morir al oler un ficus. Y después de todo eso, hoy he vuelto a ir a una sala para ver su película de menor presupuesto.
La Visita funciona. Desde el minuto uno hasta los títulos de crédito la magia de Shyamalan te mantiene prisionero en tu butaca. Sus aciertos están repartidos durante toda la película y no se limita simplemente a colocar una idea genial al principio o al final a modo de artefacto explosivo. Además, esta vez los pequeños errores no parecen tales ya que pasan por efectistas trucos que potencian la experiencia cinematográfica. El guión es coherente pese a caer en ciertos lugares comunes, pero le perdonas todo porque las actuaciones son impecables y, como he dicho antes, el mecanismo funciona. En cuanto a lo formal, M. Nigth Shyamalan opta por ofrecernos una película de falso metraje encontrado, la coherencia de su guión no parece estar en su realización, ya que pese a estar supuestamente realizada por niños con cámaras domésticas, la película parece estar rodada por el operador de cámara de Steven Spielberg. Esta licencia estética el espectador la pasa por alto agradecido de no tener que volver a tragarse el enésimo remake de Paranormal Activity (O.Peli 2007).
El director nos hace observar durante toda la película a través de los ojos de los niños y presenciamos escenas tan geniales como la del juego del escondite bajo la casa o la escena de la limpieza del horno; secuencias que quedan resignificadas por sus infantiles miradas y que le aportan a la película un nuevo nivel de lectura al reflexionar sobre la propia fabricación de imágenes. Cabe resaltar el riguroso uso del sonido, sólo recurre a la música extradiegética en una ocasión en la que está perfectamente justificada. En la película no sólo hay terror; el drama y la comedia encuentran su espacio generando un tono tan delicado como estimulante.
Este género siempre parece estar agotado, pero este año estrenos tan interesantes como The Babadook (J.Kent 2014), It Follows (D.R. Mitchell, 2014) o la que hoy nos ocupa dejan claro que el cine de terror sigue vivo y con muchas cosas que contar. Y es que hay que reconocer que La Visita consigue lo que pretende. Mientras escribo estas líneas miro la puerta de mi cuarto de manera instintiva. El lector podrá pensar que soy una persona asustadiza, pero como dato diré que una pareja abandonó la sala a mitad a la película y no creo que sea por el mismo motivo por el que la gente se salía de su anterior película: After Earth (2013). Su próximo proyecto es una nueva película con Bruce Willis y sé que el conjuro lo ha renovado conmigo. No tengo ninguna duda de que el fin de semana que estrenen la próxima película de M. Nigth Shyamalan volveré expectante al cine.
Por Alberto Sierra.
@albegto