A finales de los 80, algunas carreras actorales se acercaban lentamente hacia el ocaso, a menudo fundidas a negro por las adicciones. Este es el caso de Corey Feldman y Carrie Fisher que batallaban contra el alcholismo y el peso de la fama. Al final se volvería un estigma que pondria sus carreras en pausa perpetua. Por otro lado, tambien emergían talentos como el de Tom Hanks, que por aquel entonces parecía estar encasillado en papeles cómicos e histriónicos con un punto de ternura infantil, que tan buen resultado habían proporcionado en la taquílla como 1,2,3 Splash (1984); BIG (1988); Esta casa es una ruina (1986) y No matarás… al vecino (1989) que marcaría el fin de una época y un giro sustancial en su carrera. Serían los 90 cuando Tom Hanks alcanzaría su estatus de gran estrella… pero esta es otra historia.
No matarás al vecino (1989) de Joe Dante, último gran film del director de Aullidos (1981) y Gremlins (1984) pero para nada su último coletazo creativo (ha seguido en activo con proyectos tan interesantes como su doble participación en la serie Masters of Horror, Miedo 3D o Buryng the Ex) representa una fusión interesante de dos de los temas centrales de su director: el humor y el terror. Estos dos elementos se cruzan en la trama, con preeminencia del primero, con un acierto inusual. En parte, el mérito recae en un reparto fabuloso. Ahí está Bruce Dern, unas décadas antes de eclosionar con un film tan redondo como Nebraska (2013) interpretando a un militar retirado, completamente obsesionado con las deposiciones del perro de su vecino Walter.
El film nos presenta a Ray Peterson (Tom Hanks), un padre de familia que se toma unos días para descansar, pero que en realidad utilizará para alimentar su obsesión por los Klopek, unos vecinos misteriosos que tienen intrigados a todo el vecindario. Art Weingarter (Rick Ducommun) y el lugarteniente retirado Mark Rumsfield (Bruce Dern) alimentaran la paranoia de Ray con sus vecinos, obligandole a tomar medidas drásticas.
Joe Dante consigue narrar otra gran história con moraleja. Si en Gremlins se apela a la responsabilidad individual (seguir unas normas básicas, tan sencillas como engañosas) en No matarás… al vecino se recurre a un mensaje aún mas radical (no te metas en la vida de los demás…si no quieres llevarte sorpresas desagradables) y con esa misma radicalidad se expresan sus personajes, investigando y sospechando del exceso de celo de los Klopek. Nota aparte merece la susodicha familia Klopek, un trio de hombres solteros, taciturnos de aspecto sórdido (Courtney Gains, genial en su papel de Hans Klopek) que tan solo consiguen aumentar las sospechas de Ray Peterson y sus compinches.
En definitiva, un film de culto, disfrutable y único en su especie. Gótico y excesivo a la par que cómico y tremendamente chiflado. No se toma en serio enteramente (esa escena del fémur en el que la cámara se acerca y se aleja espasmódicamente) o en su conclusión, que decanta la balanza hacia el humor negro.
Por Gerard Gomila
@Milopensa
