Bastantes años después de su realización nos llega Bernie, un relato dirigido por Richard Linklater en 2011 que, no se sabe muy bien por qué, aterriza ahora en nuestras pantallas. Llega con la ligereza de las pequeñas producciones y de la misma manera se irá, desgraciadamente. Y es que esta joyita, porque tiene todos los ingredientes para ser olvidada por la masa pero recordada por los que aún creemos en el valor del minimalismo cinematográfico, la condujo con su habitual genialidad Richard Linklater, un director genuino y talentoso que, si González Iñárritu y su Birdman no lo hubiesen evitado, tendría ya su merecida estatuilla en alguna estantería de casa.
Bernie es el enterrador de un pequeño pueblo de Texas. Su gran personalidad y un carácter afable y jovial hacen de él la persona más querida de la localidad. Pero su vida se complica cuando conoce a una viuda rica y cruel que poco a poco se adueñará de todo su tiempo.
Y ahora es cuando todos nos quedamos boquiabiertos y nos llevamos un pequeño pellizco en el carrillo. Un «te lo dije» cuando veamos lo que es capaz de hacer Jack Black, ese actor aparentemente tan encasillado, con el personaje principal del filme, Bernie Tiede. Black nos tira a la cara una interpretación fenomenal en la que puede soltar todo su repertorio cómico y dramático. Y ese es el gancho de este Bernie Tiede tan apasionante. Un papel que parece hecho a la medida del actor norteamericano que posee todo el encanto necesario para engancharse a él durante toda la película.
Curioso es ver el trabajo de Shirley McClaine como la odiosa viuda (geniales esos primeros planos masticando ante la irritadísima mirada de Bernie) o el de Matthew McConaughey, que por aquel entonces aún no se había convertido en la superestrella que es hoy, catapultado al firmamento de Hollywood tras su Oscar por Dallas Buyers Club. Aquí es un sheriff de ininteligible acento tejano (que es el que tiene siempre, la verdad sea dicha) empeñado en hacer justicia, sea para quien sea. Guste o no.
Lo que Linklater ha hecho con la historia del amable y servicial enterrador de Texas, es crear un híbrido entre la ficción, el documental y el falso documental consiguiendo fusionar los tres géneros con gran precisión. Una sincronización que funciona perfectamente como tragicomedia negra y que en ningún caso afecta al desarrollo de esta pequeña historia de personas y sus relaciones. De pueblos tranquilos, de su gente y de esos instantes que pueden llegar a cambiar nuestras vidas.
Bernie es una película tierna y cruel. Bella y divertida. Y además, real. Eso es lo que la convierte en algo más que una comedia dramática, bueno, eso y la firma de un director único a la hora de reflejar los sentimientos y las sensaciones. Solo alguien como Richard Linklater podía darle a este pequeño relato la grandeza que se esconde tras las vivencias de cualquier ser humano. De algunas nos enteramos, de otras jamás. Pues esta, ya que aún podéis, no os la perdáis.
Por Javier Gómez.
@blogredrum