Escucho estos días atónito y enrabietado que Jose Luís Bárcenas, ese personaje indeseable y antipático que ha copado las portadas de todos los diarios y demás medios de nuestro país durante mucho tiempo, ha solicitado al juez de turno dos semanas de vacaciones. Automáticamente, y no sé si de manera errónea, uno se imagina al señor Bárcenas en una tumbona, con gafas de sol, un periódico en la mano y un refrigerio en la otra… y eso que no es verano. Pero así me lo imagino. En respuesta, el señor juez ha comentado que revisará la petición, vamos, que la aceptará, para ser más concretos. Tener localizado al susodicho criminal, es la única condición que exige el magistrado. Increible, indignante. Y cierto.
Os cuento esto porque hace poco vi Ciutat Morta, un trabajo excepcional de documentación, edición y dirección, que habla sobre las grandes pifias que se cometen sobre los ciudadanos y que implican, muy directamente, a varias instancias oficiales; desde la policía, hasta la judicatura como institución trístemente fallida. Lo que hace aun más interesante este documental es que el suceso no ocurrió fuera de nuestras fronteras, sino aquí, en un país golpeado, fracturado y herido de muerte por la corrupción de las altas y bajas esferas.
Barcelona, 4 de febrero de 2003, un grupo numeroso de personas celebra una fiesta en un edificio ocupado. Al rato, patrullas de la Guardia Urbana llega al lugar y empieza a despejar la zona. Los agentes no llevan protección y uno de ellos queda en coma tras el impacto de lo que parece ser una maceta. Entre tanto, varias personas son detenidas, muchas de las cuáles no tenían nada que ver con el altercado.
Ciutat Morta nos presenta de manera muy eficaz los hechos acaecidos y las consecuencias fatales de unas detenciones arbitrarias e injustas, que provocaron que varios de los detenidos sufriesen el trato vejatorio de algunos agentes de policía, el abuso de una justicia asquerosamente politizada y las gravísimas consecuencias del arresto, la prisión preventiva y unas condenas verdaderamente injustas.
Xavier Artigas y Xapo Ortega son los responsables de este trabajo en cierta forma brillante, con una exposición nada maniquea y capaz de trasladar un problema gravemente generalizado a través de unos hechos que le dejan a uno indignado y triste. El montaje utiliza las entrevistas para conducir el documental hacia su tremendo final y nos informa a base de textos blancos sobre negro de los datos más relevantes que destacan y acentúan los diferentes avatares del proceso que Ciutat Morta nos cuenta.
De los prejuicios sociales y raciales, de la corrupción y falta de ética de los integrantes de las instancias gubernamentales y jurídicas, de la brutalidad de ciertos cuerpos de seguridad del estado y, sobretodo, de los daños irreparables causados por el despótico y tiránico trato de las autoridades nos habla de manera implacable Ciutat Morta, uno de los mejores y más polémicos documentales de la temporada. Imprescindible.
Por Javier Gómez
@blogredrum