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Lore Pérez

RdS: Muerte entre las Flores

                   «Nena, cuando monte un Cristo te enterarás»

Un genial Gabriel Byrne pronuncia estas palabras mientras ve a su amante abandonar el baño de señoras de un club gobernado por su jefe y de paso el novio de la susodicha. Ella es Verna, (Marcia Gay Harden), la causante de la guerra que está a punto de arrancar. Y es que toda película de cine negro, y esta es una de las grandes de los últimos años, tiene que tener una gran mujer capaz de enamorar hasta al más frío de los asesinos. Y “Muerte entre las flores” tiene además de a esa femme fatal, todos los ingredientes imprescindibles para que los fans de este género la disfruten.
 
Nos situamos. La cinta se ambienta en 1929, en Nueva Orleans (no se dice en la peli, pero lo dijeron los Coen en su día). El gángster que domina la ciudad es el irlandés Leo (maravilloso Albert Finney) y su mano derecha es el joven Tom (Byrne).  Todo comienza cuando otro gángster, el italiano Johny Casper le pide permiso a Leo para acabar con Bernie Bernabaum (John Turturro, un imprescindible de los Coen), que le está echando por tierra sus trapicheos en el negocio del boxeo. Leo se niega, más que nada porque el tal Bernabaum es su futuro cuñado. Para Tom esto es un error, porque hay ciertos valores éticos que hay que respetar… pero el jefe es el jefe. Al menos hasta que Leo descubre la relación de Tom con Verna. A partir de ahí se lía pero bien, tanto que hay que estar atentos a lo que va ocurriendo…Leo manda a paseo a Tom, éste comienza a trabajar para el italiano que promete ayudarle a pagar sus deudas, Verna no da crédito… y paro ya, porque lo que viene hay que verlo.
Os lo imagináis: conspiraciones, traiciones, puñetazos, disparos, un bosque, una mujer, más disparos, asaltos ¡¡¡festival!!! Byrne es el protagonista que más palos recibe de la historia de los protagonistas y lo hace además con mucho arte, porque uno de los puntos más fuertes de esta película es el guión, con diálogos precisos, ingeniosos y divertidos que sólo pueden salir de la pluma de los más grandes. Además de célebres frases (hasta Billy Wilder aplaudiría) la peli está plagada de escenas que levantan a uno del sofá. El asalto a una casa cuyo dueño no quiero mencionar y lo que allí ocurre es quizás una de las mejores de la película, pero también hay alguna paliza en particular digna de ser vista y es que, aunque suene macabro, cuando a un tipo con gabardina y sombrero le aniquilan con una ametralladora y no para de convulsionar mientras de fondo se escucha una pieza clásica preciosa, a una se le saltan las lágrimas, soy así de sensible.
No es una película larga, no llega a las dos horas; y tampoco es lenta, pero sí es aconsejable verla atendiendo a los detalles, a los gestos del gran reparto (están también Steve Buscemi y Frances McDormand, parte del equipo Coen), a las grandes frases, a la excepcional música y al final, un par de escenas que encajan a la perfección con el inicio y que dan sentido al comportamiento del protagonista. “Muerte entre las flores” un error a la hora de cambiar el título a «Miller’s Crossing» es un ejemplo del acierto y de la grandeza de los hermanos Coen en la década de los 90. Tras esta peli y en esta época llegaron otras grandes cintas también muy recomendables como «Barton Fink» (1991), «Fargo» (1996) y una de mis enchufadas, “El gran Lebowski” (1998). Ayyyy, lástima que queden tan lejos aquellos maravillosos años.  

Por Lore Pérez
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