Partamos de la base de que La Herida es un largometraje complicado de analizar y, por tanto, de valorar de manera objetiva. El filme del debutante Fernando Franco tiene dos lecturas diametralmente opuestas. Una, es una película intensa y atrayente por su asfixiante planteamiento y dos, puede provocar que parte de la atención del espectador se diluya en esa intensidad por mostrar tan de cerca (literalmente) la agonía de la protagonista, lo que se convierte en una paradoja que provoca la dualidad de opiniones a la hora de catalogarla.
La Herida se centra en la figura de Ana, una mujer satisfecha con su trabajo pero con claros problemas de sociabilidad, sobretodo con las personas más cercanas a ella.
El director, Fernando Franco, firma aquí un debut que resulta bastante interesante porque la propuesta en su forma es inteligente y directa. Puede discreparse en que el epicentro, es decir, la figura de Ana, absorbe la trama en su totalidad hasta tal punto que el público se pueda llegar a sentir agobiado por ese egocentrismo argumental, pero lo que está claro es que la fuerza del propio personaje es capaz de soportar ser el único foco de atención. La historia merece ese egoísmo en la trama y podríamos darle a Franco la oportunidad de haber querido narrar su relato de esa forma que deja tan pocos resquicios para otras alternativas en el libreto.
Marian Álvarez es la interprete que da vida a Ana. Si hay algo en esta película que no da lugar a la discusión es el impresionante trabajo de la actriz madrileña, que no solo es capaz de enmudecer al respetable con una actuación memorable, sino que se convierte en la prueba evidente de que, a pesar de lo que le pueda resultar a uno, La Herida es una película difícil de olvidar. Álvarez traslada impecablemente el sentir de la joven Ana durante todo el filme. Atención a esta actriz.
Sin embargo, digerir el largometraje de Fernando Franco será dificultoso para parte del público que lo vea. Ese planteamiento válido en casi todos los sentidos, que traslada de manera tan efectiva los problemas de la protagonista, resulta algo agresivo si tenemos en cuenta la posibilidad del director de relatar la misma historia habiendo alejado un poco el objetivo, jugado con la variedad de personajes secundarios, o difuminado ese centralismo en el guión que, junto al director, escribe Enric Rufas.
En resumen, casi todo en «La Herida» puede cuestionarse para bien o para mal. Queda claro, y es la opinión consolidada de un servidor, que es un filme diferente y nada vulgar, maravillosamente interpretado y apoyado en una propuesta de gran fuerza, pero es muy posible que no obtenga el visto bueno del gran público por lo asfixiante de su exposición, que convierte la película en un arriesgado trabajo de malabarismo luchando por mantener el equilibrio en esa cuerda floja que separa el cine de autor comprometido del frío y estéril melodrama contemplativo.
Lo mejor: el tour de force de Marian Álvarez, fantástica.
Lo peor: el planteamiento claustrofóbico puede resultar agobiante.
Por Javier Gómez
@blogredrum