«Uno no se reforma, sólo pierde fuerza con el tiempo«.
Qué sabio Carlito Brigante, el protagonista de las novelas de Edwin Torres y de la película que en 1993 dirigió Brian De Palma y protagonizó un genial Al Pacino, al que estos papeles no se le resisten. Lo mejor de la película, en esta ocasión no es él, que también, pero es evidente que con un buen guión, una excelente dirección y escenas super-cuidadas, un Al Pacino y un Sean Penn son la guinda.
Se trata de una peli de mafiosos horteras de los años 70. En este caso el protagonista, Carlito Brigante, abandona la cárcel tras haber cumplido cinco años de una condena de treinta. El narcotráfico de heroína le puso entre rejas y ahora, una vez en la calle, quiere reformarse… buscarse una vida tranquila, encontrar una buena mujer, ganarse el pan honradamente… Pero como bien sabe, lo de reformarse no va a ser fácil. Y menos cuando cuenta con un abogado que se pasa el día puesto hasta las cejas (geniales las pintas de Sean Penn, qué favor le han hecho los años), se rodea de viejos amigos y compañeros de trabajo que no le tienen demasiada estima. Pero él está empeñado en tomar el buen camino, vuelve con su antigua novia (Penelope Ann Miller, que obtuvo una nominación al Globo de Oro por este papel), lleva un negocio legal en el que intenta no cometer demasiadas ilegalidades, pero el pasado le persigue, como bien explica el título que le han dado a la película en castellano, que podría ser el de un telefilme cualquiera de estas que dan los sábados en Antena 3. No cuento más, que sino la destripo.
El tema es que está narrada por una voz en off que es la del propio Carlito, y nos va contando lo que sucede, cómo lo vive y cómo se enfrenta a ello desde una nueva perspectiva, teniendo siempre muy claro que el entorno en el que se mueve le dará algún problema. Sin embargo, su relación con su novia es su auténtico punto de apoyo. A través de ella ve la vida que quiere llevar, por la que está luchando. Así aunque sabemos que el tal Carlito es un tipo muy peligroso, empatizamos con él desde el minuto uno ¡Carlito forever!
La historia está basada en la segunda novela de Edwin Torres llamada After Hours y supone una excelente adaptación a la gran pantalla. Una película de género, con todos los clichés del mismo, con tipos duros, con mujeres frágiles, con matones bobalicones, con traidores, con trampas, con el mayor de los lujos y la mayor de las miserias y con una escena para recordar en un lugar ya mítico para el cine: la estación central de Nueva York en la que se han rodado momentos inolvidables de cintas como «Con la muerte en los talones«, «Los Entiocables de Eliott Ness» etc.
Así que para aquellos a los que les gusten las películas de este subgénero, aquí tienen una buena opción. Y para los que no, merece la pena por ver a Al Pacino y a Sean Penn juntos. Y de paso, a un jovencito Viggo Mortensen que, aunque en una silla de ruedas, el chaval luce igual de bien.
Por Lore Pérez
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