Poltergeist es un film que narra la oleada de fenómenos paranormales que asedian a una familia americana. Ante la desaparición de la hija menor, se veran obligados a pedir ayuda, pero a pesar de ello, las entidades que habitan la casa librarán una batalla feroz para retenerla. La única opción será recurrir a un médium televisivo, experto en el más allá.
Poltergeist parte de un cúmulo de buenas intenciones, materializadas a medias, con una sensación agridulce; notas el pulso de Gil Kenan, sostenido por el apoyo moral de Sam Raimi, y a pesar de que no deslumbra, por lo menos, proporciona un “buen/mal rato” de espanto (ese árbol, esos payasos, y porqué no -lo admito!- esa ardilla alocada). Se disfruta con placer si uno abandona las comparaciones y se deja llevar por la história. El reparto resulta de lo mas convicente, especialmente la joven Kennedi Clements que tiene la ardua tarea de cargar con el peso muerto de la película -¡literalmente!-. Una digna “Caroline”, sin lugar a dudas. Es imperativo destacar la banda sonora y los efectos sonoros -aquí seguramente, Sam Raimi ha tenido algo que ver. Al que lo quiera entender, solo tiene que revisar Posesión Infernal– que consiguen crispar los nervios.
Comparar clásicos de género fantástico -en realidad, clásicos de cualquier género cinematográfico- con su correspondiente remake está de sobra y no se tercia en absoluto. Asimiladas las nuevas reglas del juego, osea un nuevo público, efectos competentes y una ambientación contemporanea, todo lo que queda es valorar si esta puesta a punto se tambalea o se vale por sí misma. No se puede pedir nada mas. Poltergeist cumple razonablemente con su cometido, se nutre sin lugar a duda de un público mas blando, menos rodado en el cíne fantástico, o directamente familiar. No por ello, el film deja de ser interesante para la “vieja guárdia”. A ratos, la cinta parece mas oscura que la original, las entidades se muestran mas agresivas y menos sugerentes y definitivamente, esa suerte de nigromante que interpreta Jared Harris, mas cercano a un exorcista que un experto en lo paranormal, es mas creíble que la simpática médium de la original, aunque ciertamente tenga más carisma.
© Fox
Lo mejor: Consigue su objetivo principal, que no es tanto el de dar miedo como de inquietar con un relato escabroso de espíritus cabreados. Para ello sacude al espectador con toda la artillería que los efectos especiales y sonoros son capaces de generar. Disfrutable.
Lo peor: Anda coja del mal endémico del cine “remake”: una falta de ambición más que evidente para crear un guión potente que amplíe o vaya más allá de los planteamientos originales y en su conjunto general, le falta personalidad.
Por Gerard Gomila.
@milopensa
