El cine siempre ha tenido un especial cariño hacia la pintura, no sólo a la hora de inspirarse en cuadros para construir planos que recreasen esos lienzos, sino también para descubrir al espectador la vida de innumerables pintores y artistas. Este fenómeno se viene dando cada vez más en el cine europeo, ya que últimamente hemos podido ver en nuestras pantallas títulos tan sugerentes como Seraphine (2008), Renoir (2012) o Mr. Turner (2014), entre otros. Ahora, la cartelera vuelve a recibir al género pictórico de la mano de Paula (2016), un nuevo biopic que narra la vida y obra de Paula Becket, una de las representantes más precoces del movimiento impresionista alemán.
El film, dirigido por Christian Schwochow, nos muestra a la artista como una mujer diferente a las de su época, luchadora y talentosa a partes iguales; con una capacidad innata para tomar las riendas de su vida, motivada en gran medida por la fe ciega hacia su propio talento y por no seguir las ordenes de los hombres que le rodean.
Podríamos decir que la película sigue las reglas clásicas y básicas de cualquier otra biografía convencional, pero tratando de incorporar cierta esencia reivindicativa hacia el papel de la mujer en la sociedad, al igual que también lo intentó en su día Tim Burton con la fallida Big Eyes (2015). Lo que el realizador quiere mostrarnos en esta cinta, es un canto a la igualdad de género y a la lucha femenina por perseguir los sueños que se anhelan. Sin embargo, hay que decir que, aun siendo esto uno de los puntos fuertes del guion, este se queda a medio camino al pecar del exceso de ese recurso. La insistencia por mostrar al espectador de manera repetitiva la lucha y los sacrificios que debe superar la protagonista para conseguir el reconocimiento en un mundo extremadamente machista, pone en evidencia la existencia de ciertos clichés narrativos que hacen a la película seguir el camino fácil y tantas veces visto.
Sin embargo, el director consigue disimular todos esos pequeños defectos al volcar, muy acertadamente, el peso del relato en Carla Juri, la actriz que interpreta a Paula. Esta construye a la perfección su personaje, transmitiendo con verosimilitud sus ganas disfrutar de la vida y hacerse valer, su carácter infantil aunque fuerte y decidido. Un papel muy exigente en el que Juri responde de una manera solvente ante un personaje complejo y emocionalmente inestable.
Con una ambientación envolvente, tanto en los fríos parajes teutones como en los ambientes bohemios de París, la cinta presenta una fotografía exquisita y un diseño de vestuario perfectamente elaborado que, en lo visual, hace de ella una obra disfrutable . Tal vez, su mayor defecto sea el exceso de pausa en el deleite con el que se desarrolla la historia a lo largo de sus dos horas de duración. A pesar de este matiz, y en conclusión, Paula nos ofrece un sobrio y elegante biopic, recomendado para todos aquellos amantes del género y de la pintura impresionista.
Lo mejor: la solvencia interpretativa de su protagonista (todo un descubrimiento).
Lo peor: la historia se hace ligeramente larga en el segundo acto.