Roma, 6 de mayo de 1938. Un día más en la monótona vida de Antonietta (Sophia Loren), si no fuera porque la capital fascista italiana se viste de gala para recibir al führer alemán. Todo buen patriota asistirá a ese desfile que quedará marcado en la Historia. Ella alaba al régimen, su imagen y rectitud, por ello también asume -algo hastiada- su obligación de continuar con las labores del hogar durante todo el día. Tampoco asistirá el vecino de enfrente, Gabriele (Marcello Mastroianni), quien parece superado, incluso amenazado, por una celebración de ese estilo. Prácticamente solos en el edificio, se producirá un encuentro fortuito entre ambos dando rienda suelta a sus historias más personales, amores prohibidos y ambiciones pisoteadas por un sistema opresor.
Los aviones y la radiodifusión del desfile conforman el grueso de una banda sonora disfrazada de enemigo de la racionalidad y la libertad, perseguidor de la diversidad. La rancia sombra del fascismo sobrevuela esta película de Ettore Scola magistralmente orquestada e interpretada, para generar un relato libertario en favor de los derechos de un colectivo históricamente vilipendiado y acosado, además de una oda al respeto hacia la figura femenina olvidada y despojada de sus esperanzas. En consecuencia, disfrutamos de una obra valiente y temprana, que conmueve gracias a su tacto y empatía, reafirmando lo importante que es abrazar la diversidad implícita en el ser humano.