No dudaron en el pasado Festival de Toronto a la hora de premiar como mejor documental el trabajo que os recomendamos en esta reseña. Winter on fire es, seguramente, uno de los mejores y más potentes documentales del año cuya apabullante capacidad de emoción lo hace único. También la cercanía en el tiempo de los hechos que relata, que lo hacen aún más perturbador e implacable.
En el año 2013, el gobierno de Víktor Yanukóvich decidía sofocar sin miramientos las protestas de los ciudadanos tras el fiasco del acuerdo para entrar en la UE, que finalmente no se hizo efectivo. Aquella represión no hizo más que aumentar la tensión y la presencia de la gente en el Maidán, como es conocida la plaza de la independencia de Kiev. A partir de este momento estallará una guerra entre la gente hastiada por las mentiras de un gobierno irresponsable y la policía, que no duda en extralimitarse a la hora de intentar desalojar la plaza.
El documental de Evgeny Afineevsky te atrapa de principio a fin. Con una edición tremendamente ágil y efectiva, basada en testimonios de los que estuvieron presentes – incluido un niño de corta edad erigido en pequeño héroe de la protesta – e imágenes reales de muchos de aquellos que grabaron sus propios vídeos a través de los dispositivos móviles, Winter on fire es capaz de introducir al espectador en esta historia que apasiona por su dureza, por la capacidad de implicación de los ucranianos y por comprobar lo que el pueblo unido puede llegar a lograr.
Si con el fenomenal relato que fue The Square (Jehane Noujaim, 2013) vibramos y comprobamos lo que significó la Primavera Árabe en Egipto, con Winter on fire, en la misma línea del fantástico documental de Noujaim, nos asombraremos con la convicción y la fe de un pueblo entregado a una causa casi imposible. Ucrania dio una lección a gran cantidad de países incapaces de revelarse firmemente contra gobiernos corruptos e inservibles, así que esa lección deberíamos aprenderla todos. Nada mejor para comprobarlo que el enorme trabajo de Afineevsky, posiblemente, el mejor documental del 2015.
Por Javier G. Godoy
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