Desde las convulsas tierras palestinas nos llega Omar, una historia de violencia, lucha por la libertad y amor incondicional, un amor que, en tiempos de guerra continua, dará una vuelta de tuerca una situación eternamente complicada.
El director Hany Abu-Assad, que ya sorprendió al mundo con la fenomenal Paradise Now, repite nominación al Oscar como mejor película de habla no inglesa con esta fenomenal historia cuyo guión se convierte en uno de los más sólidos vistos hasta la fecha en el panorama internacional. Aparte del reconocimiento de la Academia de Hollywood, Omar fue condecorada con el prestigioso premio Una Cierta Mirada en el pasado festival de Cannes.
![]() |
© Golem |
El filme del director israelí, de 52 años de edad, es una película comprometida con un género tan delicado como es el que trata el conflicto entre israelíes y palestinos que, además, construye un relato con pocas fisuras a partir de una historia de amor. Un amor tan complicado como la situación que se vive desde hace tantos años por aquellas tierras casi malditas. La propuesta de Abu-Assad muestra gran contundencia y no utiliza ningún medio que pueda resultar manipulador para conducir las secuencias de mayor impacto. La película serpentea con admirable seguridad entre el thriller político y el romance casi shakesperiano.
Omar es un filme muy destacable dentro de lo que llevamos de temporada y su visionado es ciertamente recomendable también por la calidad de las interpretaciones de todos sus actores, en especial la figura del joven Adam Bakri, un talento a tener en cuenta que ejecuta su papel con sentimiento y gran profesionalidad. Bakri se desenvuelve con destreza al desarrollar un personaje con cierta complejidad que consigue transmitir todos los estados anímicos por los que Omar es obligado a pasar con la velocidad de una montaña rusa.
![]() |
© Golem |
El resto de personajes complementan a la perfección al protagonista y generan con suficiencia esa atmósfera de decadencia, desesperación y, en ocasiones, cierta esperanza porque algún día finalice la ocupación de los territorios palestinos. Cisjordania y la franja de Gaza acogen entre tiroteos y muro infinitos, historias de amor como las de Omar y Nadia, capaces de cualquier cosa por entregarse cartas donde se dirán aquellas cosas que las tradiciones y una libertad con barreras no les permiten decirse abiertamente.
Omar es directa, veraz, y no hay minuto del metraje de la película que se aleje o acerque demasiado. Nunca manipula ni lo intenta, huye de cualquier elemento que la haga proclive al posicionamiento del espectador, lo cuál es muy de agradecer. No te dice con ellos o contra ellos, porque no hay que elegir, el filme es lo que es su fenomenal historia y nadie te querrá convencer de lo contrario.
Lo mejor: nunca pierde su realismo y veracidad.
Lo peor: darnos cuenta de que es una guerra sin final.
Por Javier Gómez
@blogredrum
