En un momento en la historia de nuestro país en el que parece que cualquier cosa y persona tiene un precio, esta película se envuelve en honestidad, valentía y en una épica casi quijotesca, para hablarnos de que hay cosas que no lo tienen, y quizá por eso no debería estar permitido poder venderlas.
Alma, que tiene el idealismo de los 20 años, cree que la única manera de salvar a su abuelo, enfermo de mente y cuerpo, y puede que también de tristeza, es recuperar el olivo milenario que sus hijos le obligaron a vender años atrás. A esta heroína atípica no le importa que ya no sea suyo, ni que esté en el hall de la sede de una gran empresa alemana. Se iría sola a por él, pero le acompañan en su viaje dos “Sanchos Panza”, amigo y tío, contagiados por la ilusión y también las mentiras de ésta Don Quijote.
Paul Laverty parte como en otras ocasiones de un hecho real, en este caso leído en la prensa de nuestro país, para crear esta historia. Al escritor, casado con la directora española, le pareció chocante como se estaba vendiendo algo tan nuestro, tan de la tierra. A nadie se le ocurriría poner en venta un monumento, y para mucha gente estos árboles de más de 2000 años, son exactamente eso. Ya desde el nombre de su protagonista, Alma, nos llega el mensaje que nos quieren trasmitir guionista y directora.
Esta es la segunda película de Laverty con su mujer Iciar Bollaín, ya que en 2010 firmaban juntos También la lluvia. El guionista escocés es mundialmente conocido por sus habituales colaboraciones con el gran cineasta británico Ken Loach. Posee el premio al mejor guión de Cannes por Felices dieciséis (2002), y El viento que agita la cebada ganó en 2006 la prestigiosa Palma de Oro.
Bollaín comenzó su carrera como actriz en una joya de nuestro cine: El sur (1983) de Victor Erice. Y no ha dejado de trabajar como tal. Desde 1995 compatibiliza su faceta de actriz con la de directora. Hola, ¿estás sola? fue su más que interesante y bien recibido debut en la dirección. En 2003 llegaron los premios, sendos Goyas a la mejor dirección y guión original por Te doy mis ojos, la historia de una pareja con el trasfondo de los malos tratos.
Todas sus películas han sido nominadas en las categorías importantes de los Premios Goya, y han gozado de gran acogida por parte de crítica y público. Una mención especial merece Mataharis (2007), una cinta sobre mujeres detectives privado, que se sumergía en la posición de la mujer actual en el ámbito laboral y sus relaciones familiares; realmente una película distinta y valiente, como todas las de Icíar Bollaín, en las que la mujer, la familia, el entorno y la implicación social son temas recurrentes. Por ello también ha firmado dos documentales en 2012 y 2014 sobre el trabajo de la ONG Aldeas Infantiles y sobre los jóvenes españoles que han tenido que emigrar a causa de la crisis.
Para este último proyecto la directora ha contado con Anna Castillo que tiene, a pesar de su juventud, una amplia trayectoria televisiva. Ella es el alma de esta historia y ya huele a nominación a los premios de la Academia con su primer protagonista. Su interpretación honesta y llena de naturalidad nos conmueve y nos llega, como también lo hace el otro descubrimiento de El Olivo, Pep Ambrós, que ha dado el paso del teatro al cine por la puerta grande.
Junto a ellos un todoterreno: teatro, cine, televisión, no hay nada que se le resista a Javier Gutiérrez. Este pequeño gran actor lo hace todo bien, y con su presencia llena de verdad y autenticidad cualquier proyecto. No hace falta recordar que posee todos los premios que se otorgan en este país, por su papel en La isla mínima (2014) de Alberto Rodríguez, entre ellos la Concha de plata del Festival de San Sebastián y el Goya.
Lo mejor: reivindicar la tierra como un bien imperecedero.
Lo peor: que no pase el filtro de los que sólo ven comedias españolas.