Una consecución casi constante de primeros planos inestables y en movimiento, el color cálido de un recuerdo íntimo y la intranquilidad del conflicto personal subrayado por una contenida banda sonora. Basada en la autobiografía de André Carl van der Merwe, Moffie narra la etapa de servicio militar de un callado joven en la Sudáfrica de principios de los 80.
El contexto: un grupo de reclutas en su mayoría blancos, recién salidos de la adolescencia, en medio de situaciones de típica testosterona cuartelaría cinematográfica (con bastante aire rodeando al retrato de los personajes y el apartheid como telón de fondo).
El centro real de la película: el viaje de descubrimiento de la sexualidad del personaje principal (moffie es la expresión equivalente a maricón, cuando la palabra es empleada como homófoba arma arrojadiza, utilizada en la África de la época).
La cinta, dirigida por Oliver Hermanus, es una interesante exploración de formas amables de expresar la hostilidad social y la búsqueda interna hacia el autoconocimiento. Gusto, referencias cercanas (The Wound, 2017) y ganas de mostrar una masculinidad alejada de tópicos.