Sentarse en la butaca del cine esperando el comienzo de una película de David Cronenberg que además protagoniza una de las mejores actrices del panorama mundial es, ya por defecto, un evento con mucho atractivo. El director es uno de esos elegidos a los que se les considera creadores influyentes y, a pesar de que Cosmópolis resultase un trabajo difícil de catalogar, el canadiense da una vuelta de tuerca a su extensa filmografía con Maps to the Stars, un trabajo arriesgado y agresivo plagado de ironía y elementos que convierten a la película en un cóctel de ácido y punzante dramatismo.
Usando como escenario los rincones, calles y casas de las zonas más frívolas de Los Ángeles, Cronenberg abofetea al Paseo de la Fama con una historia en forma de cuento moderno que habla de la obsesión por la fama por encima de todo. Apoyado en la, una vez más, admirable interpretación de Julianne Moore, el guión de Bruce Wagner corretea por los avatares de una serie de personajes trazados a base de ramalazos caricaturescos en algunos momentos, una ligera excesividad y una pizca de mala intención.
Para desarrollar estos curiosos personajes, Cronenberg mezcla veteranía y juventud: John Cusack, Mia Wasikowska, Robert Pattinson, Evan Bird (atención a este joven) y Julianne Moore encabezan un reparto que se completa con apariciones estelares como la de Carrie Fisher, que se interpreta a sí misma. Todos ellos realizan un interesante trabajo en el filme, pero quien brilla por encima de todos es la recientemente oscarizada «pelirroja» de Hollywood (con permiso de Jessica Chastain o Nicole Kidman). La actriz estadounidense, embarcada en una madurez que, contrariamente a los estándares hollywoodienses, le ha otorgado el estatus de estrella absoluta, demuestra de nuevo ser una todoterreno de la interpretación. Algunas de las escenas de Map to the Stars en las que ella aparece rozan un delirante realismo en los que solo una interprete de su nivel podría dar la talla. Ya averiguaréis cuáles.
Si bien el nuevo filme de David Cronenberg no se eleva a las alturas de un curriculum que contiene trabajos de enorme calidad, este relato perverso goza de cierto magnetismo y, por momentos, puede llegar a resultar fascinante gracias al fenomenal estilo del realizador canadiense, un verdadero estilista de la cámara cuyo sello se imprime hasta en sus películas más mediocres. Map to the Stars es, por tanto, un largometraje que puede llegar a disfrutarse si se no se le intenta dar más importancia de la que tiene, porque además, tampoco pretende ser abanderado de nada. Esa falta de aspiración consciente es, precisamente, lo que la hace especial.
Lo mejor: Julianne Moore y el estilo, siempre impoluto, de David Cronenberg.
Lo peor: está lejos de los mejores trabajos del canadiense.
Por Javier Gómez.
@blogredrum