Los sicarios menos peligrosos de las dos películas de la saga Gru, mi villano favorito y del resto del universo del cine de animación infantil han vuelto con un film retrospectivo que narra la búsqueda de la raza minion, siempre a la zaga para acoplarse al séquito del villano mas retorcido que puedan encontrar. Así es como después de siglos incontables pasando de mano en mano, deciden establecerse en un lugar frío y remoto hasta que, un buen día, hartos del hastío de sus vidas diarias, mandan a tres exploradores a la búsqueda del villano mas villano. Esa búsqueda los llevará a Inglaterra, donde entraran al servicio de Scarlett, la villana mas temible del mundo.
No nos vamos a engañar. Los filmes que no son de Pixar a menudo adolecen de tener un target muy concreto: niños pequeños, niños grandes que se ríen de chistes simplones y niños de mas de cuarenta. El repertorio de cucamonas y chistes es entretenido, circense, payasil y tira mucho de la tremenda simpatía que desprenden los Minions. Siendo como son seres anatómicamente divertidos y con cuerpo de patata, obsesionados con las bananas y con hacer el ganso, lo suyo es que la película resulte un desgobierno descacharrante, pero lo cierto es que el resultado final es descafeinado, y deja para futuras entregas (que duda hay que las harán!) la posibilidad de llevar esa bis cómica un paso mas allá. Hay potencial y mucha miga si tenemos en cuenta que los cortometrajes de los Minions y las dos entregas de Gru son tremendamente divertidas. ¿Se puede decir que a los Minions les pesa una película exclusiva de sus andanzas? Tal vez no, pero, decididamente, si tenemos en cuenta su vocabulario babélico (se oye italiano, inglés, hebreo y media docena de lenguas mas) y el hecho de que son legión, digo yo que los chistes deberían tener mas miga.
El apartado técnico en este tipo de películas siempre cumple su cometido, al fin y al cabo, es el mismo equipo encargado del despliegue de fantasía y color del resto de películas de la saga. Hay que destacar el doblaje de los personajes, en el caso de Scarlett, interpretada por Sandra Bullock y su marido “Mod” doblado por Jon Hamm. En definitiva, es una película genial si no se llega a tocar con los pies el suelo del cine (y no eres un enano) pero es bastante floja si te afeitas. En parte, el gran escollo del filme es haber despreciado al público adulto casi por completo, algo que hoy en día, en la industria del cine de animación equivale a un error garrafal. Pero aún así no arrojo la toalla. Stuart, Bob y Kevin tienen mucho potencial, y los centenares de minions que acaudillan también, así que tal vez la próxima vez no resbalen con la piel del plátano.
Lo mejor: los Minions, adorables y tremendos, locos e indomables.
Lo peor: tópicos sobre la cultura anglosajona que desvelan cierta pereza en el guión y una historia en general simplona.
Por Gerard Gomila.
@milopensa