Así se autodenominan estos 4 habitantes del polo que deciden un buen día no seguir la fila, queriendo ser rebeldes sin más causa que el propio deseo de vivir nuevas aventuras en un mundo por descubrir. Llega a la gran pantalla el spin-off de los pingüinos de la película Madagascar, que actualmente cuentan con su propia serie de televisión en el canal Nickelodeon.
Capitán, el jefe y líder del grupo, Kowalski, el cerebro con soluciones para todo, Rico, experto en armas y explosivos y Soldado, el más pequeño y novato, pero el más grande en valentía y entusiasmo. Todos ellos forman esta peculiar tropa que tendrá que hacer frente a Dave, un excéntrico pulpo que planea vengar su falta de carisma secuestrando a todos los pingüinos del planeta para utilizar con ellos su temido “suero medusa”. Y ¿qué es el “suero medusa”? Ah, eso tendréis que descubrirlo vosotros.
No podemos decir que la propuesta de Dreamworks sea un dechado de originalidad, pero ¿Quién la necesita en este tipo de películas? Acción trepidante, divertidos gags y una gran factura técnica que garantizan pasar un buen rato, aunque quizá sea el exceso de peripecias su peor enemigo.
La película de animación cuenta con todos los ingredientes necesarios para convertirla en un auténtico blockbuster estas Navidades, y en la que padres y pequeños podrán gozar por igual. Bien es cierto que, tras su fulgurante y prometedor arranque, donde se encuentran sin duda sus momentos más brillantes, la historia tiene una importante caída en el ritmo que, curiosamente, coincide con la aparición de otro grupo de animales (VIENTO NORTE), un comando especial que también pretende luchar contra el malvado Dave. Creo que la presencia de estos personajes hace perder fuelle a la película, restándole un protagonismo a los pingüinos que podrían haber sustentado por sí solos. En todo caso, la historia vuelve a remontar en el tramo final, con espectaculares secuencias en el corazón de la ciudad de NY.
Entretenimiento en estado puro que deja buen sabor de boca, y donde las metáforas sobre la rebeldía, la aceptación de la diversidad y la ilusión por las cosas harán que quieras ser un pingüino durante una hora y media.
Lo mejor: la rebeldía de los pingüinos. Para ellos no existen los problemas. La secuencia de persecución en Venecia y el excelente doblaje.
Lo peor: acusada caída del ritmo en el tramo medio de la película.
Por David Peñaranda
