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Lo que el viento se llevó: 5 Razones por las que es inolvidable.

Eres un auténtico adicto al cine cuando después de ver una peli te pones a buscar en internet todo lo escrito sobre ella. Cuando disfrutas y te emociona tanto como la propia película el conocer todos los entresijos que ocurren detrás de las cámaras. Eso es amar el cine. Y  películas como ésta, que cumple 75 años, tiene tanto que contar en pantalla como tras las cámaras . Lo que el viento se llevó, no es sólo un drama sureño de casi cuatro horas, sino que supone una revolución desde muchos puntos de vista y por eso, por la calidad de sus actores, por la profundidad y la emoción de la historia, por la forma de narrarla, por la mano de hierro de sus productores y por el buen hacer de sus directores, es historia del cine, del mejor cine. Así que si no la habéis visto, animaros. Os dejamos cinco enormes razones para que la disfrutéis por primera vez o por enésima vez…

1. Dos estrellas con mucha química.

Los protas de la película no podían ser en aquel momento más dispares. Vivien Leigh tenía ya varios títulos (en Reino Unido), a pesar de su juventud. Era un niña preciosa, con una mirada impresionante y llena de ambición. Consiguió superar a más de mil candidatas que se presentaron al casting para dar vida a Escarlata, y se llevó el papel que la lanzó para siempre al estrellato. Por su parte, Gable era el galán del Hollywood de los años 30. Llevaba ya una larga trayectoria de conquistador junto a Jean Harlow, Carole Lombard, Loretta Young y sobre todo Joan Crawford, aunque quizás su papel más conocido hasta el momento había sido con Claudette Colbert en la oscarizada Sucedió una noche. Tal era su estatus en aquel momento que aunque el guión le exigía llorar en una escena se negó a hacerlo. «Gable no es de los que lloran«, dijo.

El caso es que, a pesar de encontrarse en momentos opuestos de su trayectoria profesional, son puro fuego ante las cámaras, sobre todo si pensamos en Leigh, que tenía que plantarle cara al «playboy» de Hollywood, y la chica lo bordó. Eso sí, se rumoreaba que no se llevaban muy bien. Cuentan que él mordía cebolla antes de las escenas en los que los dos protagonistas se acercaban, mientras que ella no dejaba de fumar en todo el día para que Gable disfrutara lo menos posible de su proximidad.

giphy

2. Una campaña publicitaria extraordinaria.

David O. Selznick, uno de los genios del Hollywood de entonces y el productor de la peli, anunció que buscaría por todo el país a la Escarlata perfecta, y que toda joven que lo deseara podría presentarse a la prueba. Así comenzó a sonar el título de la película por todo el país dos años antes de que se estrenara la peli. Se calcula que se presentaron al casting unas 1.400 jóvenes, algunas como Susan Hayward o la mismísima Lana Turner llegaron a hacer pruebas. Otras como Katherine Hepburn, Barbara Stanwyck, Bette Davies y hasta Joan Crawford coquetearon con la idea de hacerse con el papel, según publicaban los medios.  Pero fue la mirada y el carisma de una joven británica poco experimentada el que conquistó al equipo de Selznick y compañía.

Leigh, británica nacida en Bengala, encarnaba el espíritu sureño como ninguna otra, y su nombre no fue desvelado hasta el mismísimo día del inicio del rodaje, cuando apareció en plató del brazo del grandísimo Laurence Olivier (que después sería su marido).

Vivien Leigh

Vivien Leigh

3. Tres directores muy diferentes consiguen rodar la película.

Selznick había elegido a George Cukor para dirigir la peli. Cukor era ya conocido como director de actrices (grandísimo por cierto) pero a las pocas semanas del inicio del rodaje fue despedido. En su última entrevista antes de morir explicó el motivo de haber sido apartado del filme: «Gable, antes de ser una gran estrella había trabajado como gigoló ofreciendo sus servicios a algún amigo mío. El hecho de que yo tuviese esa información no le gustó, y como estrella presionó para echarme. Contrataron a Fleming que además era un gran amigo suyo«. Fleming, era conocido por Selznick y había trabajado con MGM en anteriores ocasiones, de hecho ese mismo año rodó la estupenda El Mago de Oz.

No tenía un estilo muy característico, explican los expertos de la época, pero hacía lo que los productores mandaban, y así se funcionaba en MGM. Un día haces un musical y al día siguiente el mayor drama de la historia, y sin rechistar. Así que Fleming acabó el trabajo de Cukor y contó en alguna ocasión con la ayuda de Sam Wood. Tres directores para una película de 4,25 millones de dólares de presupuesto, una cifra totalmente escandalosa. Los guionistas fueron cinco y parece ser que era fácil que el guión cambiase repentinamente. La obra está basada en una novela de Margaret Mitchell, que por cierto, se forró con los derechos.

Victor Fleming

Victor Fleming

4. Guerra y racismo.

Escarlata O’Hara tenía prohibido hablar de la guerra. La guerra era cosa de hombres y las mujeres no tenían opinión, sólo la padecían. Sólo sufrían las consecuencias de la marcha de los hombres, de su muerte, de sus traumas, de sus barbaries… La guerra junto al racismo son los grandes temas de la peli, mucho más allá de la historia de amor. Los negros, y permitidme la expresión, eran negros en la Georgia de 1861 y también en EE.UU. en 1939.  De hecho al preestreno de la cinta no fue invitada la Mammy de Escarlata, la primera mujer de color que se alzó con la estatuilla, la gran Hattie McDaniel.

El sur era así, y tanto la novela como el guión de la película lo reflejan con gran acierto. Si a una situación ya de por sí complicada, añadimos una historia de amor y celos, con una prima que se casa con el enamorado de la prota, una prota caprichosa como ella sola que se casa con otro por despecho, un galán que disfruta provocando a la prota que se niega a caer en sus brazos, etc etc, el resultado es…una absoluta obra maestra. Pero el cine, el gran cine no es sólo lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Y a pesar de las dificultades, de los largos meses de rodaje, de los cambios de directores, de los problemas entre los actores…Lo que el viento se llevó narra y explica una historia con absoluta maestría. Al final todas las emociones nos llegan y por eso la peli es tan poderosa.

Vivien Leigh y la ganadora del Oscar Hattie McDaniel

Vivien Leigh y la ganadora del Oscar Hattie McDaniel

5. Escenas inolvidables.

Los amantes del cine clásico siempre recurrimos al mismo argumento para explicar nuestra increíble pasión por el cine de esta época, y es muy sencilla: ya no se escriben guiones como aquellos, ya no hay diálogos de esa calidad, aunque se imitan y muchas veces las imitaciones son estupendas, pero son imitaciones. La originalidad, por una mera cuestión de cronología, es de esta época, y algunas escenas y algunas frases de esta película son parte de la historia del cine por algo. El incendio de Atlanta, por ejemplo, es totalmente sobrecogedor y se puede decir que no ha envejecido del todo mal… para recrearlo tuvieron que quemar los decorados en los que se rodó la mítica King Kong. Había presupuesto para ello, otras cosas no se podían pagar con dinero, como las dos frases más conocidas de la peli , el censurado «bledo» de Gable y el «a Dios pongo por testigo» de Leigh, que a España, como casi todo en aquella época llegó con retraso, más concretamente con once años de retraso.

Y sí, son casi cuatro horas de peli, pero en esas cuatro horas hay ocho Oscar, más uno especial por el uso del color, que para ser 1939 era excepcional. Y si os gustan las historias bien narradas, bien explicadas y bien interpretadas, no necesitaréis ninguna razón más para descubrir el apasionante mundo de Escarlata O’Hara. ¡75 años no pasan igual para todos! A disfrutarla.

 

Por Lore Pérez
@Peneaa

 

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