«Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra«
Abraham Lincoln, discurso de Gettysburg,1863
Había una vez un político larguirucho, flaco, insomne, y con un don para la oratoria fuera de lo común. Sus compatriotas, que eran más listos que los ratones coloraos, le eligieron candidato para ser presidente de EEUU. Y ganó. Y se convirtió en el primer presidente Republicano en la historia de la, aún infante, nación americana. Un gran tipo. Un histórico con mayúsculas.
Otro cuento. Erase que se era un magnifico director de cine, que en sus primeros 10 años, iba a obra maestra por película. Después de ser reconocido como uno de los más grandes de todos los tiempos, decidió que ya había trabajado suficiente, y que a partir de entonces solo iba a hacer películas de mierda, pero que a él se la pusiesen dura. Sí, coño, Spielberg, que parece que no se puede hablar mal del colega.
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| Este Tim Burton es un cachondo |
Vale, Lincoln es la gran favorita para triunfar en los Oscar de esta edición. Pero, ¿por qué arrasaría una peli que es la continuación de lo que papa Steven empezó con la mediocre Amistad? Pues puede arrasar porque, si bien la película en conjunto es irregular, falta de alma, lenta en algunas fases, sobreactuada en muchas, con una fotografía pesada, reiterativa y cargante, individualmente está llena de MUST’s.
Daniel Day-Lewis, o la encarnación misma de la interpretación, vuelve a salirse de la pantalla. Calmado (algo de agradecer en alguien que puede hacer esto, demostrando su poco equilibrio) y omnipresente, el actor vuelve a ser candidato al Oscar a mejor actor, de los que ya colecciona dos. Es sin duda uno de los más grandes de los últimos 25 años. Para muchos el mejor. No os perdáis este video, su primer Oscar fue en 1990 por Mi pie izquierdo, y se lo dio Jodie Foster (Jodida Más Zorra Qué). Ojo a la moda.
Al propio Lincoln hay que añadir una laaaaarga lista de secundarios, que están a la altura, si no mejor, que el propio Day-Lewis. Vamos a jugar a “Quién es y dónde ha salido”: el magnífico David Strathairn – Buenos noches y buena suerte, James Spader (el mejor personaje de Lincoln, sin duda) – Stargate, John Hawkes – Las sesiones, Joseph Gordon-Levitt – Origen, Jared Harris – Mad Men… y así podría seguir horas. Un reparto de secundarios de lujo, que son, repito, lo mejor del film.
Pero si hay alguien que borda su papel, si de verdad hay alguien merecedor de su nominación, no es ni la cargante Sally Field, ni el ya citado Daniel Day-lewis. Tommy Lee Jones (joder con los apellidos compuestos), el tío de las mil cicatrices. El seco, el borde, el flaco, el serio, el enigmático, el inteligente Tommy Lee Jones. Su papel de terco, antipático, seco y borde congresista le eleva a una de las mejores interpretaciones del año, y sin duda la mejor dirigida por Spielberg en Lincoln. Él solito consigue que las pocas partes salvables de la película tengan el pulso del buen cine. Inconmensurable.
En fin. Lo nuevo de Spielberg, como de costumbre últimamente, un “pudo ser…”. Una pena, porque el trabajo de los actores es mejor que bueno. Pero el acabado final, con esa insistencia en los claroscuros, la luz tamizada, y el moralismo familiar americano en cada discurso, se queda en “ya la veré en DVD”.
Una última cosa. Como Lincoln gane el Oscar a la mejor película, prometo azotarme con un VHS de cada peli mala del maestro Spielberg. Y cada vez son más.
Por J.M.C.
