Hace ya siete años, finalizaba en la cadena ABC Perdidos (Lost, 2004-2010), serie que a día de hoy es capaz de generar acalorados debates entre ‘lovers’ que la consideran una joya y ‘haters’ que creen que su final ha sido el mayor engaño de la historia de la televisión. La mayoría de estos últimos tenían como principal responsable de su indignación al showrunner Damon Lindelof, así que decidieron olvidar, de la noche a la mañana, las alegrías y los grandes momentos que les había proporcionado tan mítica serie para reducir aquella experiencia audiovisual de seis largos años en insultos e improperios a través de las redes sociales hacia el creador y su controvertido final. Incluso, años más tarde, Lindelof llegó a tener que pedir perdón de manera pública.
Pasado aquel turbulento periplo, y tras decepcionar de nuevo al fandom con el guión de Prometheus (Prometheus, 2013), Lindelof se jugaba profesionalmente demasiado como para volver a fallar, así que no era de extrañar que eligiese con sumo cuidado su siguiente proyecto. Finalmente, decidió unirse al escritor Tom Perrotta y convertir The leftovers, un best seller de este último, en una serie de televisión para HBO que llevaría el mismo titulo.
DE NUEVO EL MISTERIO
La serie nos cuenta la vida de los habitantes del pueblo de Mapleton justo después de un fenómeno sobrenatural que ha llevado a la desaparición del 2% de la población mundial, un extraño suceso que el mundo compara con «la ascensión» de la Biblia. Tras este fatídico acontecimiento de un 14 de octubre, la gente intenta seguir con sus vidas y superar la falta de los seres queridos, mientras distintos colectivos hacen conjeturas y teorías sobre ello. Los religiosos sostienen que estas personas han subido a los cielos por su divinidad; mientras que las sectas lo interpretan como un lección para que los que se han quedado, no olviden lo sucedido. La premisa de la historia, de por sí, era lo suficientemente interesante cómo para enganchar al espectador a la primera.
En cierto modo, y como mínimo en su propuesta inicial, The Leftovers (2014) tiene varios paralelismos con la primera temporada de Perdidos, sobre todo a la hora de plantearnos misterios que harán al espectador elucubrar un sin fin de preguntas y teorías; ¿A qué se debe este suceso?, ¿adónde han ido los desaparecidos?, ¿qué tienen en común todos ellos?. Sin embargo, debemos tener claro desde un principio, que la solución a todas las preguntas que nos plantea la serie son algo secundario, ya que según te adentras en la historia te vas dando cuenta de que no es necesario saber el porqué, ya que ese misterio es un mero mcguffin que nos guiará a lo que realmente nos quieren contar sus creadores, que no es otra cosa que la incapacidad de los seres humanos para aceptar la pérdida de los seres queridos y las distintas reacciones de cada uno ante estos hechos. En cierta forma, la serie divide en dos las reacciones más pronunciadas entre las personas: aquellas que continúan convenciéndose de que las vida debe seguir adelante, y las que se niegan a aceptar la pérdida y a avanzar.
El propio Lindelof, ha repetido en numerosas ocasiones la importancia de que el espectador comprenda este subtexto, llegando incluso a declarar, que nunca sabremos el porqué de las ascensiones. Y es que la serie tiene más elementos para ser un drama distópico que un producto de ciencia ficción al uso. Si bien la desaparición es un hecho que se englobaría en lo fantástico, el tratamiento que se le da es realista, haciendo que el peso de la historia recaiga sobre los personajes y no sobre el misterio, como sería de esperar. Unos personajes perdidos, que viven en un mundo que ha cambiado para siempre con el miedo a que el traumático suceso vuelva a ocurrir.
PRIMERA TEMPORADA
Esta primera temporada es la que marcará, sobre todo en sus primeros episodios, qué tipo de espectador somos. Si formamos parte de los que consiguen quedarse enganchados a su turbia atmósfera o, si por el contrario, pertenecemos al bando de los que deciden abandonar debido al pausado ritmo que nos plantea su ficción. Aconsejamos que estos últimos que deberían tener paciencia ante la irregularidad de sus primeros capítulos y darle una oportunidad para lo que les deparará en un futuro la historia.
Hay que comprender, que al igual que Perdidos, esta es una serie de personajes, y como también hacía aquella, nos muestra las peculiaridades de sus protagonistas planteándonos en ciertas ocasiones episodios individualizados en los que iremos conociendo las vidas y características de cada uno. El núcleo duro de estos personajes se centra en la familia de Kevin Garvey (Justin Theroux), un oficial de policía y padre de familia que se empeña en mantener la calma ante la situación, pese a que su mujer, Laurie (Amy Brenneman) le ha dejado para ingresar en The Guilty Remnant. Se trata de una secta formada por inquietantes personas que no hablan, visten de blanco y fuman sin parar, a la vez que insisten en recordarle constantemente a la población lo acontecido aquel 14 de octubre. Sus hijos son Jill (Margaret Qualley), una adolescente irascible y bastante perdida que no sabe hacer con su vida; y Tommy (Chris Zylka), el hijo mayor de Laurie fruto de un matrimonio anterior y que ha comenzado a seguir los pasos de un gurú que asegura tener un extraño don de sanación.
También destacan en el cast Megan (Liv Tyler), una joven a punto de casarse que es perseguida por la secta. El reverendo (Christopher Eccleston), que intenta demostrar que no todos los ascendidos eran buenas personas, y su hermana Nora (Carrie Coon), una mujer que ha perdido a su marido e hijos y ahora intenta hacer frente a la situación.
SEGUNDA TEMPORADA
En esta segunda tanda de episodios, la historia rompe con lo establecido hasta el momento y traslada a Kevin y su familia a Miracle, la única ciudad que no sufrió la desaparición de ninguno de sus habitantes y ahora es un lugar santo de peregrinaje. La llegada de estos al lugar, va a coincidir con la extraña desaparición de tres adolescentes, entre ellas la hija de sus nuevos vecinos.
Para disfrutar de esta segunda temporada hay que superar el tramo un tanto irregular que nos dejó la primera, pero sobre todo hay que estar dispuesto a entregarse en cuerpo y alma a la sacudida emocional que nos plantea esta maravillosa continuación del relato. Los episodios son un deleite audiovisual de principio a fin y, posiblemente, de lo mas sorprendente que hayamos visto en televisión desde hace tiempo. Cada capitulo consigue multiplicar los sentimientos que nos provocaban los de la temporada anterior; los personajes crecen a nivel personal y espiritual, las historias son más oscuras y enrevesadas, pero a diferencia de aquella ahora parece ofrecernos un delgado hilo de esperanza dentro de su continua y marcada vertiente pesimista.
En conclusión, a día de hoy, The Leftovers es de lo mejor que podemos encontrar en la pequeña pantalla. Una obra de arte de principio a fin, con interpretaciones magistrales y una impresionante banda sonora que hará las delicias de los más melómanos. También es necesario reconocer que es un producto complejo, difícil de recomendar a amigos y conocidos debido a sus bruscos giros y a su atmósfera depresiva y descorazonadora, no apta para estados emocionales sensibles. Aún así, mi consejo es que todo el mundo intente darle una oportunidad a esta joya, porque quien lo haga, terminará rendido ante su grandiosidad.