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Javier G. Godoy

La Trama: el título no hace justicia



Porque no la hay; la trama, digo; por simplona y, paradójicamente, pretenciosa, la cual que se acaba fagocitando a sí misma.

Russell Crowe es el alcalde de Nueva York. Sospecha que su esposa, papel que desempeña la hermosa Catherine Zeta Jones, tiene una aventura; para confirmarlo, solicitará los servicios de un ex -policía reconvertido en detective privado, Mark Wahlberg, que se verá inmerso en un asunto que va más allá de una cuestión de infidelidad.
Con esta premisa, el director Allen Hughes, que no da una a derechas («ElLibro de Eli» es buena muestra de ello) vuelve a tropezar en la misma piedra, desaprovechando las buenas aptitudes de un reparto con ciertas virtudes, construyendo un relato que pretende parecer complejo por enrevesado y que, finalmente, se vuelve contra todos por su torpeza argumental y, sobretodo, por un final tan previsible como precipitado,… insultantemente precipitado.

Qué queréis que os diga, estamos todos al cabo de la calle en lo que a cuestión de escándalos y corrupción se refiere, así que no nos pueden vender la moto con tamaña medianía argumental, por mucho Russell Crowe haciendo de motherfucker(y ya van dos seguidas) que nos pongan, o el ex rapero Mark Wahlberg, en el papel de bueno o casi bueno de la película.

Si vas a plantar a estas dos fuerzas de la naturaleza (literalmente) frente a frente, deberías ofrecer algo con más sustancia y no simplificar todo un batiburrillo de nombres y traiciones de medio pelo, en un tramo final de película que le deja a uno con cara de tonto, no porque no se solucione el «caso», sino por la manera en que lo hace.
Por otro lado, no esperábamos un duelo interpretativo de alto nivel: Crowe está en lo alto de la pirámide, por supuesto;  aquí cumple con creces, y de vez en cuando deja entrever el gran actor que es,… pero Wahlberg empieza a convertirse en uno de esos actores cuya expresión parece haberse congelado pase lo que pase. Es una pena, porque personalmente y desde «Boogie Nights«, vi mucho potencial en este actor al que no le falta trabajo, pero cuyos papeles se están encasillando peligrosamente.

El resto del reparto cumple dignamente y es que, si en algo son expertos los actores norteamericanos, es en bordar los papeles estereotipados. Desgraciadamente, en «La Trama» hay superávit de ellos.

¿Hay algo realmente salvable? Supongo que sí: a la loable caracterización de Russell Crowe en el rol de político sin escrúpulos, podría añadirse el buen hacer técnico en lo que se refiere a la fotografía, a cargo de Ben Seresin(Imparable), cuyos planos homenajean la grandiosidad de la ciudad de Nueva York. También, la música del recién llegado al cine (¡ojo!, al cine, que no a la música) Atticus Ross, que, junto a Trent Reznor (componente de Nine Inch Nails) se llevó el Oscar a la mejor partitura en 2011 por «La RedSocial» y que aquí vuelve a componer una potente banda sonora que revitaliza la poca trascendencia de la mayoría de escenas que integran el filme.

Poco más. Una película que no se acerca ni de lejos a las expectativas que pueda despertar y que, supongo que pasará sin pena ni gloria por nuestras carteleras.

Por Javier Gómez

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