El cine, en ocasiones, recurre a la arqueología para dotar de cierto halo de misterio al género por el que está apostando en esos momentos. Esto mismo ocurre en La pirámide, donde el terror se viste de aventura y al revés. Indiana Jones no nos visita esta vez, ni tampoco una pandilla de jóvenes con las hormonas descontroladas como suele ser la costumbre en este tipo de producciones. En esta oportunidad, son un grupo de arqueólogos, expertos en egiptología y periodistas, los que serán víctimas de la maldición de la pirámide y los que sufrirán en sus carnes todo tipo de tormentos.
Utilizando el repetido recurso de la visión a través de una cámara, intenta el nobel director francés Gregory Levasseur, crear una atmósfera claustrofóbica cuando alguno de los protagonistas se atreve a recorrer algún pasillo oscuro de la construcción funeraria en la que se encuentran. Algo que estamos ya acostumbrados a ver y que ya ha dejado de impactar. Y esto es lo mejor del film…
La imitación de modelos anteriores es llevado hasta sus últimas consecuencias ¿Quién no ve ciertos paralelismos con elementos ya vistos en largos como La caverna maldita o The descent? Yo veo decenas de ellos: desde la fotografía hasta el sonido, que por cierto, no puede caer más en la poca originalidad por cuanto avisa de la llegada de una escena terrorífica a base de un golpe más o menos pronunciado.
La pregunta principal que nos hacemos a cada paso en la primera parte del film es ¿quién será el próximo en morir? Ese es el verdadero enigma que plantea la pirámide y no cual es la posible salida de la misma. La segunda parte se ocupa de darle una respuesta a esta cuestión, revoloteando esta vez sobre lo sobrenatural y lo divino. El asesino del hacha o el cuchillo se sustituye por algo mucho más grande y terrorífico pero que en algunos momentos produce incluso episodios de hilaridad. En muchas escenas de persecuciones y asesinatos ya conocemos su final aunque no seamos adivinos. No necesitamos una bola de cristal para conocer el desenlace fatal.
Que sea producido por Alexandre Aja dice ya mucho de lo que vamos a ver, es decir prepárense para violencia explícita sin remordimientos, escenas de sexo y sangre a raudales, sello de la casa. Algo con lo que nos deleita todos los años su cine. Se nota que Gregory Levasseur le conoce bastante bien, y no solo eso, sino que es su guionista habitual colaborando juntos en títulos tan conocidos como el remake de Las colinas tienen ojos o Reflejos.
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Ni siquiera se puede destacar a la irrupción de algún actor o actriz joven que pueda convertirse en una promesa del futuro. Solo cumplen con su papel sin grandes alardes.
En pocas palabras, se podría decir que La pirámide no aporta nada nuevo al género del terror, aburriéndonos por su saturación de topicazos y la acumulación de escenas desechables. Una buena propuesta para ver en la televisión un sábado después de comer.
Lo mejor: el componente de aventuras con cuentagotas.
Lo peor: que trata de ser una película de terror.
Por Pablo Parrila.
@humusus
