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J.M.C.

James Bond liga menos que el chófer del Papa

Parafraseando al nefasto Ray Liotta aka Henry Hill: “desde que tengo uso de razón quise ser James Bond”. Todos hemos querido ser James Bond alguna vez. ¿Por qué? Conduce coches caros, le pagan los viajes en los mejores hoteles y casi siempre en jet, fuma como un padre primerizo en la sala de partos, bebe unos cocktails que ni Ortega Cano, y siempre va sobrio. Y sobre todo porque folla. Mucho y bien.

El Comandante de la Armada, el agente secreto, el que tiene licencia para matar (y abusa de ella como un cura irlandés abusa del exceso de confianza de sus alumnos), el guaperas al servicio de su Majestad apareció por primera vez hace 50 años en una pantalla de cine, encarnado en esa bestia carnal que era y es Sean Connery. Reflexión interior: Es curioso que un independentista escocés haya sido el agente británico más recordado (que no el mejor). Fin de la reflexión interior.

Qué mejor momento para repasar. . . ¿la mejor canción? ¿Sus mejores frases? ¿Los mejores paisajes en los que ha peleado y matado con esmoquin? ¡No! Vamos a repasar los mayores chascos que las chicas le han dado a lo largo de las 22 pelis que oficialmente le han tenido de protagonista (pillador y lo que queráis, Bond también ha tenido sus momentos de rechazo y/o dolor por el sexo contrario). Todo lo demás ya lo conocéis si estáis visitando este blog. Y si no, no sois dignos de seguir leyendo, será mejor que volváis al sofá con vuestras parejas a ver pelis de Matthew Mcconaughey (aunque parece que las cosas han cambiado)

BOND se casa y se queda viudo en horas. Hombre, el chasco aquí se lo da una mujer, pero no una atractiva amazona, o una malvada lúbrica. Se lo da una vieja carcamal (¿no os recuerda a la madre italiana de Los Goonnies?) más fea que mandar a la abuela a por droga, y que maneja el Kalashnikov mejor que John Rambo.

Pobre George Lazenby, que hizo este 007 al Servicio de su Majestad, y nunca más se supo de él:

En 1983, y enmarcada en esa saga de ridículos Bond que hizo Roger Moore (recordemos que viajó a la Luna con Tiburón, no Puyol) llegó Octopussy, y con ella uno de los momentos que cualquier seguidor de 007 estaba esperando: ¡¡¡un ejército de mujeres!!!. Todos pensábamos que le peli iba a tener más escenas de sexo gratuito que un drama de Vicente Aranda. . .pero no fue así. Bond, que tenía la década casta y pura, decidió que solo se iba a liar con la madame-general de dicho grupo de guerreras. Total: un fracaso mayúsculo para alguien que se precia de arrimar más cebolleta  que Antonio Recio en Gran Hermano.

Luego están esos momentos en los que Bond es más listo que el hambre, y aunque la sangre esté concentrada en una sola parte de su cuerpo, el riego al cerebro es suficiente como para dominar la situación. Este sangrante caso lo palpamos en Goldeneye, donde la endiabladamente sexy y letal Famke Janssen le llegan los orgasmos en el preciso momento en el que sus compañeros de cama palman. Una especie de Sharon Stone en versión castrense enfrentándose a un Pierce Brosnan al que una erección de caballo no le impide pegar más y mejores hostias, y además tener sentido del humor:

Y para terminar uno de los momentos más sublimes de la saga Bond. Un ejercicio de guión (firmado para Casino Royale por el excelente dialoguista y mejor excienciologo Paul Haggis) en el que Daniel Craig (ahora sí, EL MEJOR 007 hasta la fecha, y al que diga lo contrario que le castigue Dios con una novia seguidora de Avril Lavigne)  se enfrenta a la mujer de su vida: Eva Green. Una noche en tren, un Bond elegante, una funcionaria lista y rápida. Llega como una aparición, bella, pícara y lo primero que le dice al ultrasexual macho alfa Craig es “Soy el dinero”.

El flechazo es mutuo, la interpretación redonda, y el sarcasmo, la ironía y la inteligencia traspasan la pantalla:

Cuatro momentazos del universo Bond que pueden ser tachados de misóginos, sexistas y un montón de calificativos más que en boca de Leyre Pajín siempre sonarán mejor que en las vuestras. Bond no siempre gana en el terreno sexual. Desmitifiquemos al macho. Bond es un niño bien acostumbrado a ganar siempre. Por eso, cuando pierde, ganamos los demás. Felicidades  Jimmy, con Viagra los 50 son más llevaderos.

Por J.M.C.
@JatoVader

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