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Javier G. Godoy

Insensibles: Quien no se arriesga, no gana

Juan Carlos Medina, director de «Insensibles«, decía en la rueda de prensa posterior al pase para los medios, que se trataba de una película arriesgada, cuyo guión, aunque premiado en un concurso, poseía ciertos escollos que añadían algunas dificultades para poner en marcha el proyecto. Pues bien, después de todo, no ha salido tan mal.

En parte, es complicado situar la película en un género determinado, ya que se mueve entre el fantástico (del que reniega sutilmente el director) y el histórico. Ambos se funden con acierto consiguiendo un equilibrio que, por la diferencia temática, podía haber resultado algo forzado, sin embargo, la mezcla acaba por convencer.

No es la película del año, claro está, pero el cine español hace esfuerzos por mantener el interés del gran público mientras la industria de nuestro país pasa sus momentos más complicados. Sin duda, el afán de directores, productores y actores como los de «Insensibles«, nos garantizan dos o tres películas al año que se distancian de la temática puramente social o urbana, para acercarse a un género como el fantástico, que es tan delicado como agradecido para el espectador, si el producto es medianamente bueno.

Medina y Luiso Berdejo, nos brindan un guión rico en suspense que se mueve entre la época actual y los convulsos años de la Guerra Civil, donde un grupo de niños impasibles al dolor siembran el estupor en un pequeño pueblo, cuyos habitantes no son capaces de explicarse lo ocurrido ni hasta donde pueden llegar esas aberraciones. A partir de esta idea, Juan Carlos Medina maneja el argumento para que, gradualmente, el filme llegue al momento de clímax sin que el público se agote con efectismos o saltos en el tiempo mal calculados. Las transiciones entre lo que se cuenta durante el conflicto bélico y el momento actual están bien situadas durante todo el metraje, lo que contribuye a que la expectación según avanza la película aumente positivamente gracias a la coherencia de un montaje sencillo y sin ampulosidades.

De izquierda a derecha: Juán Diego, Álex Brendemühl, Juán Carlos Medina y Félix Gómez

Por otro lado, estas historias con gran componente dramático, necesitan de actores capaces de transmitir esas emociones. Quizá, este es el punto más irregular de la película, que flojea en el momento en que aparecen algunos personajes diseñados para tener cierta relevancia y que, tal vez debido a relativas carencias interpretativas, no acaban de convencernos con su actuación.

Pero seamos justos. Este aspecto, que quizá en otra película hubiese resultado devastador, no es significativo gracias a un rodaje que se revela esforzado y que, en su parte técnica, refleja un gran trabajo de diseño de producción, fotografía y banda sonora.

En conjunto, «Insensibles» es una película aceptable que evita plantearse haber pagado el alto precio de la entrada (detalle que está clausurando salas de cine) y que añade un título más a una larga lista de cintas que, más por su ocurrente guión que por su rimbombante campaña publicitaria, se hacen hueco en nuestra cartelera por méritos propios.

Por Javier Gómez

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