Qué mejor que retomar la sección comiendo tarta. Estamos de cumpleaños amigos/as, y de un icono del Siglo XXI. Ryan Gosling cumple ya 35 años. El canadiense –ya en la denominación de origen empieza bien- tiene una carrera que empieza en forma de niño Disney, pasa por fases embarazosas como El joven Hércules (sí, hasta él tiene un pasado) y llega a nuestros días habiendo probado en la dirección de cine experimental con Lost River. Gosling es más que un sex symbol. No es guapo, es carismático, mucho más sugerente.
Mientras se esperan sus nuevos trabajos, incluyendo uno con Terrence Malick y otro con Denis Villeneuve, recordemos las piezas que le han convertido en el hombre más deseado.
El diario de Noa
Una de las películas románticas por antonomasia de los últimos años. Un mito emergía de la mano de Nick Cassavetes. Antes de que empecemos a diseccionarla y comprobar que hace aguas por todos lados, dejémonos asombrar y llorar con ese beso bajo la lluvia y a Ryan diciendo a Rachel (McAdams): “Lo nuestro no acabo, ¡Jamás acabó!”. Supera eso.
Lars y una chica de verdad
También sabe hacer de loser y muy bien. Antes de criticar a los actores por su aspecto, mejor visiona títulos pequeños como éste en el que Gosling interpreta a un joven sensible y trastornado que conmueve al espectador.
Blue Valentine
No hay historia que defina mejor el amor y el desamor. Uno siempre se queda corto hablando de ella, pero mejor no hacer mucho spoiler. Antes de ponerte a verla, recuerda preparar los kleenex.
Los idus de marzo
Un drama que ahonda en las entrañas de las campañas políticas. Clooney confió en él y lo puso a su lado y con grandes: Seymour Hoffman, Giamatti, o Tomei. Antes de que desconfíes en Ryan, ten cuidado que te la juega como hace con George.
Crazy Stupid Love
Y también hay espacio para las risas en su filmografía. No es para tomársela en serio ni mucho menos. Antes de juzgar los clichés -que hay muchos- ponte en la piel de Emma Stone. Y me da igual tu sexo, porque engullirías cócteles con la misma rapidez que ella.
Drive
Una película redonda. En el argumento, la acción, la fotografía, la banda sonora, la composición, la violencia, la estructura de los personajes, la historia de amor. Antes de poner pegas a thrillers como éste, observa la escena del ascensor. Venga, intenta superar también eso.
Solo Dios perdona
Y como triunfa, repite con los maestros, aunque sean trabajos diferentes. Winding Refn contó con él para este thriller impregnado en luces de neón, que muchos han denominado de poesía y otros de estafa vacua de significado. Antes de sacar conclusiones previas, déjate llevar por el estilo kitsch.
Por María Aller
@Llesterday_Mary