39 escalones (The 39 Steps, 1935) – FILMIN
Posiblemente la cumbre de la etapa inglesa del gran Hitch, o por lo menos la que condensa de una manera más exitosa absolutamente todos sus clichés y temas recurrentes: personaje anónimo se ve envuelto sin quererlo en un turbio asunto de espionaje. Acusado (el falso culpable) de asesinato, comienza una huida en la que tratará de desenmascarar la trama que le ha llevado a una situación tan desesperada. Rebosante de humor, con un ritmo de montaje veloz y asfixiante, que retrata a la perfección a la sociedad británica de la época, una fotografía rozando el expresionismo alemán, y unos diálogos ejecutados a lo screwball, la película tiene además la particularidad de ser una de las primeras en advertir sobre la beligerancia creciente en una Europa que, en la época, jamás podría imaginar que se avecinaba una guerra aún más cruel que la que había terminado apenas 15 años antes. Por Javier Martín Corral
Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959) – FILMIN
Cuesta imaginar un modo más gratuito de amenazar a un hombre inocente: en la sede central de la ONU, en lugar de en una tasca de mala muerte; a plena luz del día en mitad de un secarral, en vez de en un callejón húmedo y oscuro. La paranoia favorita del auteur por antonomasia -a saber: el miedo del hombre corriente acechado por un peligro constante- brilla espléndida en Con la muerte en los talones. A través de la fábula de pesadilla protagonizada por Roger Thornhill (inolvidable Cary Grant), Hitchcock consiguió sublimar la forma cinematográfica al estado de categoría abstracta, componiendo, más que filmando, una sinfonía en tono mayor sobre los miedos más pertinaces del ser humano. Se trata, indudablemente, de la película más próxima a la comedia de cuantas filmase el coloso británico. Aunque, a poco que se escarbe bajo sus ágiles formas, parece descubrirse, también, su obra más aterradora. Por Rubén de la Prida
La ventana indiscreta (The Rear Window, 1954) – MOVISTAR + / FILMIN
Imitada, parodiada y revisitada desde su lanzamiento, La ventana indiscreta es un ejercicio apasionante e indiscutible de lo grande que puede ser el cine, siempre que se apoye en un buen guion, y se maneje con una mano maestra. El argumento es por todos conocido, así que no nos queda más que ensalzar el papel de todos los actores, desde la inmortal pareja Stewart-Kelly, pasando por, posiblemente, la mejor secundaria que ha dado el cine americano, esa Thelma Ritter que da las réplicas como nadie hizo jamás, pasando por todo un vecindario repleto de actividad, una colmena que espiamos como voyeurs, y que retrata al ser humano en toda su dimensión. Hay espacio para el amor, para la liberación de la mujer, para la depresión, para el arte, y, naturalmente, para el asesinato. Nunca nadie narró mejor. Una película perfecta. Por Javier Martín Corral
Vértigo (1958) – FILMIN
Gozando ya de incontestable prestigio a la hora de llevar a cabo thrillers de intriga y manejar las tramas que jugaban con el suspense, Hitchcock decidió contar con James Stewart de nuevo en el papel protagonista de una película que se convertiría en una cumbre en su trayectoria. Con una puesta en escena mucho más efectista que de costumbre, pero siempre al servicio de lo que nos está contando, Vértigo presenta dos programas narrativos con su clímax particular en los que vemos la verdadera maestría de Hitchcock en cómo dos mitades de película semejantes se complementan entre sí y encuentran un sentido perfecto en el cuidado apartado estético del film. Con el paso del tiempo, esta obra alcanzó un reconocimiento unánime llegando incluso a encabezar la lista de mejores películas de la historia del cine elaborada por críticos y cineastas de todo el mundo para la revista Sight & Sound. Por Alexis Rodríguez
Atrapa a un ladrón (To Catch a Thief, 1955) – PRIME VIDEO
Resulta difícil mirar con ligereza cualquiera de las películas realizadas en las diferentes etapas por el «maestro del misterio». Quizá, Atrapa a un ladrón se presta a un análisis menos profundo por su disfraz de intriga con menos peso específico, pero resultaría un error terrible mirarla por encima del hombro. Permítanme ser vehemente al decir que más quisieran muchos de «Los grandes» acercarse al acabado de este trabajo elegante y refinado, de excelente puesta en escena y guion poliédrico, mucho más de lo que aparenta. Es posible que, en manos de otros, el libreto de John Michael Hayes (basado en la novela de David Dodge) hubiese podido hacer aguas en su estructura de thriller-comedia-romance, pero, vaya, sentado en la silla del que manda se encontraba un realizador que el paso de los años no ha hecho más que consolidar en el Olimpo de los realizadores más influyentes de la historia del cine. Por algo será. Por Javier G. Godoy
Los pájaros (The Birds, 1963) – FILMIN
Viniendo de hacer una película como Psicosis (Psycho, 1960), con la que el maestro del suspense jugó más que nunca con el género del terror, consigue darle una vuelta de tuerca más al asunto con la inocencia del personaje encarnado por Tippi Hedren, la siniestra atmósfera del lugar en el que desarrolla la acción y apoyándose de nuevo en la ansiosa partitura de Bernard Herrmann. Hitchcock logra de nuevo la tensión dramática necesaria para colocar al espectador donde menos se lo espera, esta vez en un viaje mucho más surrealista que de costumbre y en el que sublima esa tendencia por el cine de terror hacia el que estaba virando su obra. Rozando la perfección en todos los ámbitos en que puede ser medida, y presentando uno de los finales más desoladores que se recuerden, Los pájaros se erige como uno de esos visionados obligatorios para cualquier cinéfilo. Por Alexis Rodríguez
