Porque no solo de calabazas ni de las imágenes de películas de terror vive Halloween. Seleccionamos 10 bandas sonoras para que vuestros corazones se estremezcan y los temblores de piernas empiecen desde las orejas. Si no lo escucháis dará menos miedo, justo lo contrario de lo que queremos en esta terrorífica fecha. Vamos allá.
El ente (1982). Compositor: Charles Bernstein
Especialista en el género de terror, Charles Bernstein compuso algunas de las bandas sonoras más destacadas de la década de los ochenta. Cujo, el perro asesino (Cujo, 1983) o Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984) fueron dos de sus mejores trabajos, pero ninguno tendría la contundencia de El ente (The Entity), una composición enigmática y violenta que ilustraba a la perfección las penurias de una mujer perseguida por un violador invisible y demoníaco.
Drácula de Bram Stoker (1990). Compositor: Wojciech Kilar
Coppola eligió a un «desconocido» en EEUU para hacerse cargo de la música en la revisión del mito vampírico creado por Bram Stoker. Sin embargo, la figura de Wojciech Kilar era enormemente importante en su país natal, Polonia, lugar donde el compositor era una eminencia. De esta forma, y debutando en lengua inglesa, Kilar realizó una obra mayúscula llena de matices orquestales e inspiración clásica. Un portento de partitura que dejó para la posteridad cinematográfica temas como este épico Vampire Hunters.
Suspiria (1977). Compositor: Goblin
Para que el clásico del giallo Suspiria haya trascendido ha hecho falta algo más que una narrativa muy peculiar y bastante litros de sangre de un color discutible. La película de Dario Argento tuvo en su genuina música uno de los puntos fuertes, siendo de aquello responsables la banda de rock progresivo italiano Goblin, expertos en generar terror y locura con sus delirantes notas musicales.
Expediente Warren (2013). Compositor: Joseph Bishara
Al igual que su peculiar aspecto físico, la música de Joseph Bishara resulta de lo más perturbadora. Con la exigencia del director James Wan de contener notas que enfatizasen el carrusel de sustos del film, el músico norteamericano compuso una partitura inquietante y a ratos histriónica a través de sonidos generados por ordenador y sintetizadores. Todo muy atmosférico y con altos picos de volumen para poner a prueba los corazones del público y las butacas de los cines.
Poltergeist (1986). Compositor: Jerry Goldsmith
Uno de los grandes de la música para el cine se encargó de ponerle banda sonora a esta historia sobre espíritus con malas pulgas. La ternura y delicadeza del núcleo familiar contrastaba con la tragedia sobrenatural, salvaje y devastadora. Jerry Goldsmith supo entender perfectamente esa dualidad componiendo temas tan sutiles como Carol Anne’s Theme, que incluía un angelical coro de niños, con otros caracterizados por notas que enfatizaban la gravedad del asunto como Night Visitor. Estos últimos sonidos tenían una clara influencia: Bernard Herrmann.
It Follows (2014). Compositor: Disasterpeace
Richard Vreeland, o lo que es lo mismo, Disasterpeace acompañó con sus disruptivas composiciones el original relato de It Follows. El músico seguía la senda de trabajos decididos a referenciar sonidos ochenteros aunque con matices vanguardistas. Todo ello mediante instrumentos menos convencionales y clímax alejados de las fanfarrias del terror clásico. Una banda sonora para dejarse envolver entre sus acordes irresistiblemente etéreos.
Terror en el espacio (1965). Compositor: Gino Marinuzzi Jr
El músico italiano no se metió en camisas de once varas para dar a luz el libreto de esta Serie B italiana, pero acertó de pleno en su decisión pues el resultado fue una partitura minimalista con toques oníricos -y cierto olor a cambio de década- que se adaptó a la perfección a lo extraño del planeta que visitaban los protagonistas. El icónico director Mario Bava se marcó esta pseudoaventura espacial sin ningún complejo, al igual que Marinuzzi y su elegante y sugestiva banda sonora.
La bruja (2015). Compositor: Mark Korven
Acordes con instrumentos de cuerda le dan a esta escalofriante banda sonora un marcado tono costumbrista y folclórico. Violines y chelos están presentes en todo momento aunque se sumarán percusiones e instrumentos de viento poco comunes para rematar el carácter terrorífico de una película que sumerge su historia en medio del bosque. El viento y el crujir de la madera tienen en las notas creadas por Mark Korven la más espeluznante de las onomatopeyas.
Hereditary (2018). Compositor Colin Stetson
Stetson se une a la corriente de músicos que, empujados por la intención transgresora de algunos directores, ha decidido dar el relevo generacional de la música para el cine a través de sonidos nada tradicionales. Hay mucho de experimental en la contundente y aérea composición del norteamericano que, precisamente, comparte estilo con Mark Korven (La bruja) o su sucesor en la filmografía del realizador Ari Aster, Bobby Krlic. En todos ellos parece haber un seminal denominador común: Jonny Greenwood.
La semilla del diablo (1968). Compositor: Krzysztof Komeda
Roman Polanski tenía claro quién compondría la música de alguno de sus mejores films; El cuchillo en el agua (Knife in the Water, 1962), Callejón sin salida (Cul-de-sac, 1966) o El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, 1967) llevarían el sello del artista polaco Krzysztof Komeda, íntimo amigo y compatriota del realizador. La semilla del diablo (Rosemary’s Baby) no iba a ser una excepción, por lo que el pianista iba a poder plasmar sus inclinaciones «jazzísticas» además de una series de pistas en las que demostraba su versatilidad utilizando con maestría la orquesta sinfónica, los coros femeninos y sonidos cercanos a nanas llegadas desde el mismísimo infierno.