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Cine Europeo

Las furias: El cine se vuelve teatro

Miguel del Arco es uno de los renovadores y uno de los nombres referenciales en el actual panorama teatral español. Junto a su Cia. Kamikaze y al arriesgado proyecto Teatro Pavón, se sitúa en la primera línea de la vanguardia escénica y en la difícil tarea de acercar el teatro al gran público. Del Arco amplia ahora su universo con una ópera prima que destila teatro por los cuatro costados. Sirviéndose del mito de Las furias (deidades primitivas que personifican la venganza y el castigo cuya misión era castigar los crímenes humanos, en especial, los crímenes contra la familia) nos traslada al terreno donde más bajas pasiones, envidias, celos y ocultos dolores se producen: La familia. Estudioso de la condición humana y sabedor de que en los sentimientos radica la base de toda buena historia, nos transporta a un lugar donde las cosas se callan, o se dicen en forma de exabruptos a destiempo; un lugar donde lo que no ha sido resuelto duele, y además, se convierte en una gran piedra en el zapato. Algo tan lejano o tan cercano como esa familia vecina repleta de seres triunfadores donde la vida pasa, aparentemente, acariciándoles el alma o esos a los que la vida pasa golpeándoles sin parar y sin dar descanso; una familia como la suya o la mía.

Utilizando como excusa la venta de la casa de verano familiar, Marga (Mercedes Sampietro), divorciada hace años de Leo (José Sacristán) antigua figura teatral y enfermo de Alzheimer, reúne a toda la familia para que se puedan despedir y repartir los bienes de la casa. A su vez Héctor (Gonzalo de Castro), hijo mayor de la familia, aprovechará el fin de semana para casarse allí con su novia de más de quince años (Emma Suarez).

Miguel del Arco firma un guion de peso, aquí no se habla por hablar, las palabras van cargadas, cargadas de hiel, de resentimiento y dolor, y es de esa manera como afectan a los personajes. Todos ellos tienen claro que siempre hay un culpable responsable de sus dolores y sus miserias, y Las furias se lo harán pagar. Una de las muchas virtudes del texto es que no cae en lo fácil ni en el costumbrismo televisivo de chiste de medio pelo; muestra una familia cultivada, con cultura, burgueses que por educación y desgana dejan pasar traumas que conducen al resentimiento y a la desconfianza. Pero además, del Arco es un zorro y ha sabido rodearse de un lúcido elenco que da al director exactamente lo que quiere y que comprende y se entrega por competo a sus personajes. Es una maravilla encontrar un grupo de actores con tanta química y tanto arrojo, viéndolos disfrutar de su vía crucis en este viaje emocional que es Las furias. No destaco a uno sólo porque esto del cine se basa en el equipo y ellos son un gran equipo.

Por supuesto que tiene cosas mejorables: un par de escenas demasiado explicativas sin necesidad, o echo en falta más cinematografía, una apuesta visual más arriesgada y personal que den al conjunto un empaque más definido y único. Aun así, nos encontramos con un debut de peso, con alguien que tiene muy claro lo que quiere contar y nos lo cuenta de con una interesante narrativa y puesta en escena, sin caer en tópicos ni dejarse arrastrar por lo comercial con el único afán de vender entradas. El nuevo (y buen) cine español tiene otro invitado a la mesa: Miguel del Arco.

Lo mejor: el trío director-texto-actores.

Lo peor: que el tono pueda alejar a cierto público.

Por Javier Gadea
@Javichul
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