Conéctate con nosotros

Críticas

Frío en Julio: El lejano oeste y los años ochenta se encuentran.

Los años ochenta dejaron huella en muchos ámbitos de nuestra sociedad, durante aquella década pasaron cosas muy importantes y, en lo que al cine se refiere, tampoco pasaron inadvertidos. Todos los géneros que engloba el séptimo arte se vieron afectados, casi siempre de manera positiva, por la explosión de creatividad de algunos profesionales que decidieron dar un golpe de efecto a la dinámica ya algo obsoleta que marcaba el Hollywood de épocas anteriores.

Y es precísamente hoy cuando, el director Jim Mickle, decide utilizar alguno de esos elementos artísticos tan actractivos para contarnos una historia que recuerda a las míticas venganzas que se daban en el lejano oeste, curiosamente otro de los géneros cinetográficos más respetados y legendarios. Frío en Julio es, pues, un relato sobre el miedo que irrumpe en nuestra vida y por el cual nos vemos obligados a decidir si luchamos o si morimos, si descubrimos nuestra propia fuerza interior o si nos dejamos arrastrar por el temor ante acontecimientos que nos superan. Y todo ello, rodado con el atrayente estilo ochentero y la violencia del venerado oeste americano.

FRÍO_EN_JULIO_15

Richard Dane vive junto a su familia en una tranquila zona rural en Texas. Una noche, un hombre desconocido irrumpe en la casa. Dane decide disparar al intruso y es cuando su vida da un giro, convertido en héroe local tras el suceso. A partir de este momento comenzarán una serie de acontecimientos que pondrán a prueba su valentía.

Frío en Julio son dos películas en una. Esa es la impresión que deja el largometraje de Jim Mickle, un joven y hábil director (35 años) cuya destreza podría llevarle a superarse con cada uno de sus proyectos. Alguien a tener en cuenta, a tenor de lo demostrado a lo largo de su aun corta filmografía. Sin embargo, el filme que analizamos tiene dos partes bastante diferenciadas que lo convierten en un trabajo de guión algo irregular y, quizá, injustamente resuelto en su parte final. Su primera mitad es elegante, rodada con mimo, bien interpretada y con un guión que atrapa y que te enreda. Michael C. Hall y Sam Shepard, nos ponen los pelos de punta con un intenso duelo de personajes, verdadero atractivo de este tramo de la película, muy lúcido en su ejecución.

FRÍO_EN_JULIO_8

Pero casi todo se estropea en su parte final. Mickle pierde ligeramente el norte cuando decide llenar la pantalla de excesos, en una especie de cutre homenaje tarantiniano, que convierte en vulgar lo que había sido un relato sutil y acertado en casi todos sus matices. El sabor de boca que deja Frío en Julio podía haber sido mejor si el guión hubiese sido algo más contenido en lugar de explotar en una serie de secuencias que caricaturizan la película al deformarse sus personajes principales y la elección de su final, una conclusión algo simplona que resta trascendencia a todo lo anterior.

Frío en Julio se deja ver, es una película muy atractiva en su comienzo y parte del desarrollo, pero, a pesar de no ser nada pretenciosa, cosa que se agradece, podía haberse pulido con algo más de clase, toda aquella que había logrado y que nos hacía pensar que íbamos a estar ante una de las películas indies del año. Me temo que no.

Lo mejor: Su primera mitad, desafiante, bien interpretada y con mucha clase.
Lo peor: La segunda parte, en ocasiones caricaturesca.

 

Por Javier Gómez.
@blogredrum

Hazte con todas las Novedades --->

Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anuncio

Lo mas vistos

10 cosas sobre Voldemort que quizá no sabías

Reportajes

Hazte con todas las Novedades --->