Esta es una de esas películas necesarias, no cinematográficamente hablando, sino socialmente. Y es que los hechos, reales por supuesto, son dignos de ser contados y sabidos.
El film va por fases: empieza siendo una historia policíaca, donde Laurel (Julianne Moore) que es una excelente detective en New Jersey, lleva con más que discreción su condición de lesbiana. Tanto es así que no lo sabe ni su compañero. Un buen día conoce a Stacie (Ellen Page). Y pasa lo que tiene que pasar, sin importar diferencias de edad o caracteres: se enamoran y se hacen pareja de hecho (corre el año 2000 y no existe el matrimonio entre personas del mismo sexo). Pero la feliz historia de amor se trunca cuando al personaje interpretado por Moore le diagnostican un cáncer terminal. Es en este punto, en su recta final, cuando se convierte en una historia de lucha con juicio incluido, contra la enfermedad primero, pero principalmente para reclamar que la pensión de esta mujer sea para su pareja, la que será su viuda, como en el caso de las parejas formadas por hombre y mujer, cuando ella fallezca.
Estamos ante una cinta correcta, con un buen ritmo y desarrollo. Pero cuyo único interés es meramente educativo o informativo.
Pero es que no todas las películas sobre el amor entre dos mujeres pueden ser Carol (Todd Haynes, 2015). Con seis nominaciones a los Oscars e incontables premios internacionales, entre ellos el galardón en Cannes a la interpretación de una de sus protagonistas, el cine de este director alcanza cuotas de belleza, poesía y sutileza difíciles de igualar. Sus perfectos melodramas han sido comparados con los del maestro Douglas Sirk: Obsesión (1954), Sólo el cielo lo sabe (1955) o Imitación a la vida (1959).
El director del largometraje que nos oscupa es Peter Sollet, realizador que tiene una corta trayectoria en la que destaca Camino a casa (2002). En este 2016 ha vuelto a la televisión para dirigir un episodio en Vinyl, la última perla que ha estrenado la HBO.
Si esta película ha logrado, por ejemplo, estrenarse en el Festival de San Sebastián y tener tanta prensa detrás, es por su maravilloso reparto. Julianne Moore es una de las actrices con más talento de su generación, una todo terreno que brilla en cualquier papel que le den. Tras cinco nominaciones, por fin el año pasado se llevaba el Oscar por Siempre Alice gracias a su interpretación de una brillante profesora diagnosticada de alzheimer precoz, papel que parecía escrito para su enorme carisma y presencia. Por su parte, Ellen Paige nos enamoró a todos con Juno (Jason Reitman, 2007), película con la que consiguió su única nominación al Oscar.
En papeles secundarios dos actores estupendos: el conocido cómico Steve Carell, que también va sumando nominaciones con sus papeles dramáticos, y el algo menos conocido Michael Shannon, que con sus papeles en la inquietante Take Shelter (Jeff Nichols 2011) o Revolutionary Road (Sam Mendes, 2008) dejaba claro que era un actor al que seguir la pista.
Un dato más a tener en cuenta: el guión lo firma Ron Nyswaner, que tiene en su curriculum películas como Philadelphia (Jonathan Demne, 1993) o El velo pintado, protagonizada por Edward Norton y Naomi Watts en 2006. Más recientemente series de televisión como Ray Donovan y la premiada Homeland.
Lo mejor: sus actrices.
Lo peor: caer en el sentimentalismo.