Tras años dando tumbos, de oficina en oficina, la idea de llevar a cabo una correcta adaptación de IT, el best seller de Stephen King, fue tomando forma en 2012 con una versión del guión de Cary Fukunaga (ahora reconocido director por True Detective). Tras varios tiras y aflojas artísticos con el estudio, Fukunaga abandonó el proyecto y cayó en manos de Andy Muschietti (Buenos Aires, 1973). El director porteño venía avalado por los buenos resultados (sobre todo económicos) de su anterior film, Mamá (2013), basada en un corto propio del mismo título, y con la que consiguió recaudar más de 146 millones de dólares contando con un presupuesto de apenas 20. Los productores decidieron que era una buena opción para controlar una producción que debía enfrentarse a una legión de fans en todo el mundo, ser fiel a la novela (ya un tanto mitificada) y no defraudar; además, con su primer film, la mencionada Mamá, había demostrado su conocimiento del género y propinado un buen puñado de sustos a la audiencia.
Muchas cosas buenas pueden decirse de esta versión puramente cinematográfica de IT (recordemos que la versión de 1990, con Tim Curry como Pennywise, fue una miniserie televisiva y precisamente no eran los tiempos de oro de las series), está dirigida con pulcritud y academicismo, nada chirría. Es reseñable el diseño de producción: la recreación de la época y del pueblo confieren a la cinta un empaque y acabado visual notable (podrían encontrarse influencias del Frank Darabont de principios de los 2000). Muschietti utiliza muy bien los 35 millones de presupuesto de la cinta dando la impresión de que ha contado con mucho más. Los niños, ese grupo al que denominan los “losers” y que unirán sus fuerzas para enfrentarse a sus miedos y a “eso”, que adopta la forma del payaso Pennywise (Bill Skarsgard), están dirigidos con firmeza aun con la dificultad que ello conlleva, formando un perfecto grupo de nerds creíbles y entrañables.
Los climax de mayor tensión están bastante conseguidos, apoyados en un inteligente uso del sonido que enfatiza la necesaria faceta de sustos y sorpresas. Una buena decisión, siguiendo en el apartado técnico, ha sido no abusar del CGI (efectos generados por ordenador) que restan credibilidad y dan cierto tono artificial si no se dispone de los medios adecuados (o no se emplean en la parte correcta de la narrativa, o se usan por exceso); por fin, en una adaptación de una novela de King el desenlace cuenta con un equipo técnico decente que hace todo muy verosímil. Sin embargo, podría decirse que uno de los mayores aciertos del director argentino es no convertir la película en un revival de la época, ahora un recurso tan manido, lleno de referencias y homenajes que, en muchas ocasiones, rellenan y desvían la atención de la historia. Muschietti busca que el film tenga una personalidad propia no sólo logrando momentos genuinos de terror, sino al hacer que los tramos que se desarrollan en la cotidianidad de las vidas de los chicos, sus miedos reales y sus relaciones personales, funcionen casi como un reloj. Es, por tanto, este cúmulo de virtudes la razón por la que IT se aleja de la medianía del cine de género que llega anualmente a nuestras carteleras y que ahora aterriza en el formato Blu-Ray y DVD para el disfrute y el canguelo del personal en casa. Esperando estamos por su segunda y seguramente terrorífica parte.