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Recomendación de la Semana

La familia que tú eliges: Una merienda entre amigos

Domingo de julio, a las cuatro de la tarde. Procedemos a ver el tráiler de La familia que tú eliges (Peanut Butter Falcon, 2019) y a decidir si darle una oportunidad o no. Sí; puede que ya estemos condicionadas/os para ver una película cursi de media tarde tildada como “canto a la amistad” (lo que también podríamos definir como bodrio que nos acompaña en la siesta veraniega). La traducción del título nos juega una mala pasada. Pero… ¡Deteneos, insensatas e insensatos! Os recomendamos que os acerquéis a esta película con una mente tan abierta como los planos de sus paisajes. 

Ya en los primeros minutos de metraje, sus directores debutantes, Tyler Nilson y Michael Schwartz, nos demuestran que no se trata de una cursilada barata y es muy probable que os salve la tarde. Conocemos a Zak (Zack Gottsagen), un joven con síndrome de Down y sin familia al que el Estado ha decidido “eludir” internándole en una residencia de ancianos, pese a su juventud y sus ansias de libertad. Estas ansias le empujarán a escaparse e intentar cumplir su sueño de convertirse en luchador profesional. Se topará con Tyler (Shia LaBeouf), un pescador traumatizado por la muerte de su hermano, que huye de algún que otro ajuste de cuentas al estilo redneck.

Todo listo para que nos sumerjamos en una road-movie de prófugos simpáticos por la América profunda, que inevitablemente recuerda a las aventuras de Huckleberry Finn. ¿Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine, 2006), eres tú lo que flota en el ambiente? (Casi, pues ambas películas comparten productores). ¿O es Forrest Gump (1994), The Florida Project (2017) o Campeones (2018)? Todas ellas tienen una fórmula mágica para no haber caído en un drama de tragicomedia edulcorada, y ahora os explicaremos cuál es. 

La espontaneidad de los dos protagonistas nos deja momentos de humor sorprendentes, de forma que es irresistible no empatizar con la ternura amable que destilan. Pero el mayor logro es que este humor no persigue la expectativa de esconder sentimientos negativos como la soledad, la frustración y los prejuicios, ni mitificar a una persona con discapacidad. Lo que empodera al personaje de Zak es su determinación consciente. Y por descontado, es su relación con Tyler: de igual a igual y tan natural como si de una huida de primos se tratara. Un dueto con una complicidad absoluta. Por último, a esta fórmula siempre tiene que añadírsele algún elemento de equilibrio, encarnado en su cuidadora, Eleanor (Dakota Johnson), que ya de paso se vuelve el interés romántico de Tyler, para matar dos pájaros de un tiro (aunque Johnson sea tan “expresiva” como siempre, nótese ironía).

© Roadside Attractions

Esta inteligente trama se desarrolla en un sinfín de planos del ambiente sureño amenazante e idílico a partes iguales. Y una irresistible banda sonora a ritmo de bluegrass que nos mece igual que las imágenes, creando la sensación de estar flotando en el agua en un día de verano.  

Huir de lemas baratos como “lucha por tus sueños” a base de una de cal y otra de arena no solo es un acierto, sino que se agradece, al dar visibilidad al talento de una persona con síndrome de Down como gran e indiscutible protagonista del largometraje. Este hecho demuestra y avisa a la industria del cine de que es necesario abrir la puerta mucho más a la diversidad, para dar voz y oportunidad a grupos a los que tradicionalmente se ha limitado el acceso a la gran pantalla o ridiculizado en una piscina de clichés. Porque de no hacerlo, será un error hablar del cine como reflejo de la realidad social. 

Lo mejor: La escena de las “tortas” en la cara de Zak y Tyler

Lo peor: El final resulta precipitado y pierde el detallismo del principio. 

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