En estos tiempos modernos en los que todo se renueva continuamente, desde el iPhone al Samsung, pasando por las gafas de realidad virtual, no debemos olvidar que la mayoría de avances nos llegan desde el terreno bélico; están cambiando las formas de hacer la guerra y sus formas de contraofensiva. Es por ello que el mundo del cine también se hace eco del momento social en el que se encuentra Occidente y sus multiples adversarios. En ello se centra Espías desde el cielo, la última película del sudafricano Gavin Hood, también acreditado como secundario en este film, con la que consigue su mejor obra hasta la fecha junto a Tsotsi (2005), la oscarizada historia de un delincuente postadolescente en su ciudad natal, Johannesburgo. En Espías desde el cielo Hood nos muestra, en una de las primeras películas que abordan el tema, la nueva forma de hacer la guerra, manejando drones a distancia, y donde, aparentemente, existen muchos menos conflictos éticos y morales y, por supuesto, económicos.
La película nos presenta a la coronel Katherine Powell (la gran Helen Mirren) que es la encargada de dirigir una misión en Kenia para detener a unos terroristas. Sin embargo, la operación cambiará su objetivo cuando se descubra que están ante un atentado inminente, hecho que tendrá como consecuencia tener que exterminar en lugar de capturar.
Junto a la siempre excelente Helen Mirren, que borda su personaje como militar que se juega su prestigio y cuyo pensamiento del fin justifica los medios está por encima de prejuicios e ideologías, nos encontramos a Aaron Paul, el inolvidable Jesse Pinkman de esa maravilla aún más inolvidable que fue, es y será Breaking Bad. El actor interpreta al piloto de drones Steve Watts, el puesto más difícil de la cadena de mando, el del ejecutor encargado de destruir el objetivo encontrándose ante la tesitura de atacar o no cuando una niña entre en la zona de ataque. Con unos más que correctos secundarios destacamos a Alan Rickman en uno de sus últimos trabajos. Muchos de nosotros le guardamos un trocito de nuestro coranzón por ser el villano Hans Gruber de La jungla de cristal que consiguió ser El Malo que más mola, llenando de ironía y cinismo su personaje de alto cargo militar británico en la película que dirigió John McTiernan en 1988.
El film es un emocionante y tenso thriller que, además de entretenimiento puro, nos muestra todos los eslabones de la cadena de mando gubernamental y militar a la vez que refleja las ambiciones personales, políticas y morales que hay en cada uno de ellos. Uno de los grandes aciertos de la cinta es no posicionarse en ninguno de los frentes y, con una mirada bastante aséptica, nos acerca a una realidad que provoca todos estos puntos de vista dejando encima de la mesa varias preguntas que nos harán reflexionar.
Espías desde el cielo es una notable película donde el espectador encontrará más que justificado el precio de la entrada. Un film que nos plantea varias preguntas y nos desafía a posicionarnos en cualquiera de los lados para terminar cuestionando si todo este mundo en constante guerra y vigilancia tiene sentido.
Lo mejor: Helen Mirren y el nivel de tensión mantenido durante el metraje.
Lo peor: que los prejuicios hagan verla como otra americanada.
Por Javier Gadea
@javichul
