Quiero empezar por alertar al lector de esta crítica, ya sea accidental o por verdadero interés, de que es casi de obligado cumplimiento el haber visto las dos anteriores películas del director de «El Pasado» Asghar Farhadi. El motivo no es que esta última esté relacionada argumentalmente con ellas, sino que es la mejor manera de conocer de primera mano al realizador iraní, un verdadero talento que merece la pena seguir de cerca. «Nader y Simin, una separación» y «A Propósito de Elly» son dos joyas que no se olvidan jamás.
Sin aun sabiendo esto uno no va a querer revisar parte de la anterior filmografía del director, cosa muy respetable, procuraremos centrarnos en las virtudes y defectos de esta su última película para averiguar si, después de todo, la calidad que atesoraron aquellas permanece intacta y si la evolución de Farhadi es un hecho o, por el contrario, su valía se trata de una casualidad duradera.
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Pues bien, «El Pasado» es peor que sus anteriores películas. Y digo peor con la boca pequeña ya que probablemente no sea el término más apropiado, aun así lo uso en su vertiente menos dura. La nueva película del realizador iraní es un filme más irregular, menos perfecto, que posee un argumento menos trascendental con el que es algo más complicado empatizar. Con todo y con esto, el guión vuelve a generar esa curiosidad y ese respeto que pudimos comprobar en cintas anteriores.
Asghar Farhadi vuelve a darnos una lección en lo que a dirección de actores se refiere. Es, a su manera, una especie de Haneke, capaz de mantener en vilo al patio de butacas generando esa valorada ansiedad del espectador por conocer más de la historia, por saber qué va a ocurrir, por esclarecer todas esas medias verdades que se han ido planteando a lo largo del metraje. Esta enorme virtud permanece intacta en la película y demuestra que, Farhadi es uno de los directores que mejor manejan esa fusión tan necesaria entre el actor y el guión. Sus repartos consiguen interpretar verazmente y transmiten, con pasión y gran profesionalidad, lo que se exige en muchas de las secuencias de sus películas.
En «El Pasado» ocurre en varios momentos. Escenas de gran tensión, de gran complejidad interpretativa, que el director plasma a base de planos medios, fijos en la mayoría de las ocasiones, que nos muestran, sin necesidad de usar otra tipología de enfoques más excesivos, los avatares de esta familia de los alrededores de París, cuyo catalizador, Ahmad, llega desde Teherán para mediar en un conflicto desatado entre su exmujer y la hija de esta. Esta es la propuesta del guión de Farhadi que, como en todas sus películas, se presenta poco relevante pero que, según pasan los minutos, muestra sus dientes a base de complejidad argumental que provoca que el filme entre en terrenos de thriller social.
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Bérénice Bejo, Tahar Rahim y Babak Karimi, entre otros, son los protagonistas de «El Pasado«. Los tres están absolutamente magníficos, por su propio talento y, como ya comentaba con anterioridad, ayudados por la mano firme y sabia de Asghar Farhadi. La francesa se llevó a casa el premio a la mejor actriz en el pasado festival de Cannes por su papel de Marie en la película. A Tahar Rahim lo vimos inconmensurable en esa obra maestra del cine francés que es «Un Profeta» y a Karimi en la ganadora del Oscar como mejor película de habla no inglesa «Nader y Simin, una separación«. Atención también al trabajo de la jovencísima actriz belga Pauline Burlet, toda una fuerza de la naturaleza por explotar que aquí interpreta un personaje importantísimo y que seguro dará que hablar.
«El Pasado» no es la mejor película de Asghar Farhadi, pero es una gran oportunidad para descubrir su maravilloso cine o, en el caso de los que hemos visto toda su filmografía, seguir disfrutando de sus apasionantes propuestas y esa capacidad sorprendente de generar grandes historias humanas a partir de un hecho puntual. La inteligencia es la mayor virtud de sus guiones y es una fantástica noticia tener alguien así en el horizonte cinematográfico. Esperamos ya con ganas su siguiente proyecto.
Lo Mejor: la fuerza de sus escenas y diálogos.
Lo Peor: la sombra tan alargada de los trabajos anteriores del director.
Por Javier Gómez