Ocho nominaciones a los Oscar, entre ellos mejor película, mejor director y cuatro nominaciones para actores principales y secundarios, hacen que esta cinta haya que verla sí o sí. Englobada dentro del cine independiente, es una comedia romántica con tintes de drama, con una base bastante original y una lástima de final previsible.
Sin embargo, su director, David O. Russell, que ya demostró que sabe lo que hace con la cámara (The Fighter), le da un ritmo, una agilidad y ciertos momentos que hacen que tenga sentido la repercusión que está teniendo el filme. Además O. Russell es un experto en la dirección de actores y lo deja claro al escoger a Bradley Cooper (el guapísimo protagonista de la saga Resacón en cualquier parte) y la joven y talentosa Jennifer Lawrence (Los juegos del hambre) como los protagonistas, acompañados de un Robert De Niro que como siempre lo borda (aunque se le echa de menos en otros papeles) y una estupenda Jackie Weaver («Animal Kingdom«, otro peliculón). La historia guarda cierta intriga que se acaba desvelando más temprano que tarde (por desgracia) y arranca con un Bradley Cooper abandonando un centro para personas con problemas mentales, tras ocho meses residiendo en él. Vuelve a casa de sus padres (De Niro y Weaver) y allí intenta comenzar una nueva etapa de su vida centrándose en ver “el lado bueno de las cosas”.
Pero no será nada fácil. Los problemas de su pasado, su obsesión por recuperar a su ex mujer, sus ataques de ira, las neuróticas costumbres de su padre y una joven viuda con la que comienza una extraña relación de amistad, son las claves de un filme con escenas y momentos estupendos pero que avanza por el camino por el que avanzan todas las películas del género. Eso sí, lo hace con maestría, con una banda sonora de gran calidad y sobre todo un trabajo actoral excelente, con baile incluido. Cooper hace un trabajo excepcional demostrando que es mucho más que el guaperas más resacoso del planeta. Está perfecto en los momentos más complicados del filme dando a su personaje el nivel de histerismo perfecto. No tan acertada está su compañera, la chica de los «Juegos del hambre«, que en algunas ocasiones puede estar un poquito sobreactuada, pero ya se sabe que los personajes excéntricos son los favoritos de los miembros de la Academia, así que Lawrence quizás tenga suerte. Ocho nominaciones a los Oscar son una gran responsabilidad y quizás haya películas que tengan mayores méritos para alzarse con la dorada estatuilla, pero para nada ésta es una película menor, conmueve, divierte y da que pensar. Todos tenemos nuestras propias obsesiones y nuestros momentos de locura, quizás si las dejásemos aflorar como hacen estos personajes, podríamos llegar a controlarlas algún día.
Por Lore Pérez