Que a un director casi legendario como es Ridley Scott y a un escritor de la magnitud de Cormac McCarthy se les ocurriese unir fuerzas para rodar una película sobre el narcotráfico en la frontera estadounidense con México, era una fantástica noticia para todos. La capacidad narrativa del autor de «No es País para Viejos» y la experiencia de un director cuya filmografía son palabras mayores (Blade Runner, Gladiator, American Gangster…) ofrecían al panorama cinematográfico una razón para estar al tanto de lo que podía ofrecer una asociación tan fantástica.
Pero he aquí que, ninguno de los dos, ha conseguido en «El Consejero» dar lo mejor de sí mismos. El enfoque que director y guionista dan al relato no es acertado en casi ningún momento del filme. McCarthy construye escenas a base de diálogos eternos que, por sentenciosos, acaban por resultar empalagosos. Cada una de las numerosas y repetitivas conversaciones que se dan a lo largo del metraje dan la impresión de querer hacer historia, una aspiración que saca de contexto de manera inconsciente lo que se traen entre manos sus protagonistas. No era necesaria esa ampulosidad en el guión que, lo único que provoca, son interminables charlas que pierden toda la trascendencia por el camino.
El cine sobre el narcotráfico tiene grandes joyas entre sus películas y Ridley Scott supo dar con la tecla con aquella maravilla que fue «American Gangster«. Un filme apasionante y en momentos grandilocuente que cosechó fenomenales críticas gracias a una gran historia, un montaje implacable y las interpretaciones de dos gigantes como Russell Crowe y Denzel Washington. Es esta una de las razones por las que uno aun se molesta más al ver que Scott no ha sabido trasladar esa épica al guión escrito por Cormac McCarthy, épica que, por otro lado, sí lograron alcanzar los Coen con «No es País para Viejos» al adaptar su novela.
Resulta que en la película que nos ocupa no hay ningún personaje carismático. Este es otro de los grandes defectos de «El Consejero«, que se acaba convirtiendo en un filme sin alma que muere sin dejar un fotograma para el recuerdo. Una cinta de personajes desdibujados que no transmite nada y que, en ocasiones, da la impresión de no tener claro hacia donde va. Ni el talento de Michael Fassbender y Javier Bardem, la experiencia de Brad Pitt, o la belleza de Penélope Cruz y Cameron Diaz, logran salvar este desaguisado cinematográfico que decepciona de principio a fin.
«El Consejero» es, por tanto, un fiasco en todos los sentidos. Una idea considerable pero rematadamente mal ejecutada. Un planteamiento fallido para una historia que se empequeñece en lugar de crecer según avanza en su desarrollo. Un punto negro en la sagrada filmografía de Ridley Scott, al que aquí le falla inspiración y le sobra la precipitación, como si se tratase de un atolondrado director novel. Y no, amigos, Ridley Scott no es un director novel, pidámosle algo más.
Por Javier Gómez
