Para tener una visión global de las creaciones audiovisuales realizadas a lo largo del año, es conveniente no olvidarse del cine documental. La categoría, una gran desconocida para muchos pero que puede verse favorecida por la aparición y proliferación de festivales y de las plataformas de vídeo bajo demanda (Netflix, HBO…), ha vuelto a ofrecernos productos de gran impacto y calado en este 2016.
Entre un gran número de producciones hemos querido seleccionar cinco trabajos que nos han gustado especialmente (que no significa necesariamente que sean los mejores).
Audrie y Daisy (Audrie & Daisy, Bonni Cohen, Jon Shenk, 2016, EE.UU)
El devastador fenómeno y posterior efecto del bullying cibernético a través del testimonio de tres jóvenes que han pasado por situaciones similares y que vivieron una experiencia traumática a raíz de ello, es la premisa de este desgarrador documental. Los diferentes enfoques de las afectadas, sus reacciones y su lucha por salir de la crisis provocada, es el hilo narrativo que el minucioso y sensible trabajo de Bonni Cohen y Jon Shenk utiliza en clave de denuncia. El resultado es un sincero e impactante documento que resulta un toque de atención y a la vez un aviso importante para tratar de evitar por todos los medios que estos «ataques» se instauren como algo habitual en pleno éxtasis de la globalización multimedia.
El fin de ETA (Justin Webster, 2016, España)
El político Jesús Eguiguren encabeza el «reparto» obligado de este fabuloso documental que relata, desde múltiples puntos de vista, las conversaciones iniciadas por él mismo con Arnaldo Otegi, líder de Batasuna allá por el año 2000. Con una narrativa convencional, y gracias a un trabajado montaje y un efectivo orden de las ideas y términos, el director Justin Webster, responsable de Seré asesinado (I Will Be Murdered, 2013) analiza exhaustivamente la situación antes, durante y después de unas conversaciones que tenían como objetivo acercar la paz al País Vasco. Lo mejor del trabajo de Webster es conseguir transmitir las diferentes sensaciones de todos los «actores» vividas aquellos días, momentos límite y clave de una montaña rusa de sensaciones entorno a la compleja situación del conflicto vasco.
Holy Hell (Will Allen, 2016, EE.UU)
Documental cuyo clímax se cuece poco a poco, que parece previsible pero que guarda en su apasionante crónica una infinidad de matices y sentimientos. Holy Hell es un trabajo de largo recorrido que analiza los entresijos de un hombre con un perfil mil veces visto: personaje acomplejado por un sentimiento de inferioridad latente pero camuflado entre un fingido carisma y la filosofía barata de quien sabe manipular. A través del testimonio en retrospectiva de varios de los que vivieron aquella larga travesía, el documento de Allen, protagonista a la vez, es más una oportunidad para redimirse del silencio que un ataque directo a la siniestra figura del líder de la secta forjada en el peligroso Hollywood de los años ochenta.
Enmienda XIII (13th, Ava DuVernay, 2016, EE.UU)
La directora de Selma (2014), disecciona la proliferación de las cárceles y las detenciones arbitrarias de personas afroamericanas en este denso documental al que no se le debe dejar de prestar atención ni un minuto. La cantidad de información expuesta en forma de entrevistas, infografías y análisis de los diferentes estudios sobre el tema, nos obliga a permanecer pegados a la pantalla y convierte su visionado en todo un desafío para nuestra capacidad de asimilación y reflexión. Precisamente, DuVernay plantea un ejercicio de de autocrítica a las diferentes instancias gubernamentales forzándolas a abrir los ojos ante lo que parece una realidad triste e irrefutable: la desigualdad y el racismo en el torpe sistema penitenciario estadounidense. Un trabajo sincero y sin tapujos de manifiesta relevancia.
Oasis: Supersonic (Supersonic, Mat Whitecross, 2016, Reino Unido)
Paradójicamente, lo admirable de la música de Oasis parece ser fruto de lo poco saludable de su trayectoria como grupo. Desde el nacimiento de la banda, marcada por la fuerte personalidad de los hermanos Gallagher, hasta su disolución final en 2009, el recorrido del documental de Whitecross resulta un reportaje de lo más sugerente. Su potencial, que resultó ser un poderoso fenómeno de masas, era enorme, por lo que las claves de las caprichosas idas y venidas de sus componentes son lo realmente apasionante de este Supersonic. En conclusión, el documento es divertido, emotivo e invita a la nostalgia por pensar en lo que pudo ser y no fue. Eso sí, esta crónica de aquellos días en los que Oasis brillaba en el panorama musical internacional, tiene la misma acidez que sus dos protagonistas, paradigma de la más alucinante irreverencia.