Anécdotas acerca de la vida de un escritor de tanto prestigio como Francisco Umbral hay para aburrir, no en vano se trata de una de las figuras más polémicas de finales del siglo XX en España, y un personaje clave en la literatura de los últimos 50 años. Sin embargo, si un día dedicaran un especial completo de Saber y Ganar a su trabajo o trascendencia, no tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que ningún concursante se haría con el bote. Porque de Umbral han quedado su voz engolada y una de las frases más repetidas de todos los tiempos “Yo he venido aquí a hablar de mi libro”. Pero este premio Cervantes, hijo de madre soltera en la época más difícil de la posguerra española, fue mucho más que momentos de gloria y esperpento en televisión, y es por esto que el estreno de Anatomía de un dandy (2019) es un evento necesario para colocar a Umbral, al hombre y al escritor, en la dimensión exacta que le corresponde.
Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, directores de la cinta, han realizado un documental de factura clásica, con entrevistas a personajes relacionados con el protagonista, amplio material de archivo, y un respeto por Umbral que en ningún caso cae en la hagiografía, sino que más bien lo retrata en toda su dimensión: con sus éxitos, y sus miserias, en su perfil público y exhibicionista, y en su pequeño resquicio íntimo, desconocido por completo hasta ahora. La película realiza un recorrido por la vida de este literato, desde su marcha de Valladolid (“de provincias”, como repetía machaconamente el escritor) hasta su eclosión en la capital, su capacidad para epatar en un núcleo tan cerrado como es el literario, en una odisea que va desde la fría orilla del Pisuerga, hasta la calidez y esnobismo del café Gijón.
El guion recorre la creación de este personaje, el tránsito de un niño enfermizo a un dandy emparentado con la polémica. Y sin embargo, cuando el documental crece es en el momento en el que nos asomamos al abismo de la vida privada de Umbral, y más concretamente al episodio de la pérdida temprana de su único hijo, que separa al ser humano del autoproclamado fucker de la noche malasañera, llevando al espectador a altos niveles de emoción melodramática.
El tratamiento de la decadencia, la tortura constante en la búsqueda por crear una leyenda, su calidad como literato, sus sentimientos, la pose, la imagen… Del documental se extrae el crecimiento, y también el ocaso de un hombre que, contra todo pronóstico, entendió muy bien cual era el tiempo que vivió, capaz de sacar rédito de su carácter, incluso en sus patéticas apariciones televisivas. Todo sumaba para este grandioso escritor que prefirió vivir la vida tal y como él la entendía, una máquina de hacer dinero que no dudó en inventarse un alter ego si con eso conseguía aumentar su cuenta corriente.
Lo mejor: Resucitar un figura imprescindible, el episodio de la pérdida del hijo y la maravillosa voz en la narración de Aitana Sánchez-Gijón.
Lo peor: A los conocedores de Francisco Umbral no les sorprenderá.