Cuando en el pasado Festival de Cannes los afortunados que disfrutaron del estreno mundial de Del revés: Inside out decidieron despedir con una tremenda ovación a la última película de Pixar, el resto del mundo se frotaba las manos emocionado por el entusiasmo de ambas partes: la crítica y los genios de la factoría de animación más famosa del planeta. Aquellos aplausos llevaban razón.
Riley es una niña que se muda desde Minnesota, en el medio oeste norteamericano, hasta San Francisco. Allí ha de empezar una nueva vida junto a sus padres, a lo que se sumará su inminente paso a la dura e intensa adolescencia. Todo esto lo viviremos desde fuera y desde dentro, donde un grupo de personajes dirige el centro de operaciones de la mente de la niña. La suya y la de todos nosotros. Un viaje fascinante por el interior de la mente humana que vuelve a demostrar que Pixar no tiene límites.
Del revés es una autentica genialidad. Pete Docter, que ya dirigiese Monstruos S.A. y UP, otras dos joyas de la colección, y el resto del equipo han logrado construir un milagro técnico, conceptual y narrativo de altísimo nivel. Su diseño de personajes y de producción se asocian para crear un largometraje rebosante de creatividad, ingenio y, lo más relevante de todo, inteligencia. Del revés es una película de una madurez que no sorprende a nadie, ya estamos acostumbrados a la capacidad de Pixar, pero esa inteligencia, aquí mucho más presente que en otros largos, logra pegarte a la butaca gracias a que ha sido usada para desarrollar una cualidad esencial que la mayoría de las películas de animación no poseen: su estructura narrativa gana en importancia y complejidad según avanza el metraje. La evolución del filme es claramente ascendente y, si bien respeta la tradición de Pixar de usar todo su poder artístico durante la introducción, su segunda mitad no baja el nivel ni un ápice, todo lo contrario, se eleva vertiginosamente hasta puntos de un nivel cinematográfico difícil de igualar por cualquier otro género.
Perfectamente fusionados, los dos contextos en los que se desarrolla Del revés buscan conseguir dos objetivos principales: seducir al público con la historia de Riley, la relación con sus padres y con el entorno que le es nuevo y, por otro lado, asombrarlo con el carrusel de situaciones, ambientes y personajes que desfilan a lo largo y ancho de la mente de una niña a la que la pubertad acecha. Una misma trama y dos contextos diferentes unidos por la brillante coreografía biologica que la imaginería de la compañía del flexo crea, perfecciona y nos regala a todos con este sublime trabajo.
En Pixar insisten con sutileza en que sus películas no tienen como objetivo el público infantil, y es cierto. Pero no dudéis de que vuestros pequeños disfrutarán con esta apabullante ocurrencia, sobretodo porque os verán disfrutar aún más a vosotros. Otra obra de arte más, y van quince.
Lo mejor: va de menos a más. De genialidad a milagro.
Lo peor: que se llevará el Oscar, pero solo el de animación.
Por Javier Gómez.
@blogredrum
